La educación básica y media en Caldas representa todo un desafío en la actualidad, ya que no solo existe la necesidad de mejorar la calidad y la inversión sostenida, sino que, al ser el departamento con mayor tasa de envejecimiento en Colombia, se crea la urgencia de prepararnos para un futuro en el que cada vez se experimenta una disminución más marcada entre la población de 0 a 18 años. Esto implica que, en tiempos de transición demográfica, debemos empezar a pensar con nuevas miradas.

Comencemos por los retos de siempre en la educación básica y media en el departamento: calidad e inversión. Un factor crucial para el desarrollo educativo es la inversión pública, pues sin inversión no puede existir calidad, es una relación fundamentalmente simbiótica.

En Manizales nos damos golpes de pecho por ser ciudad universitaria, alcanzando los máximos indicadores en el rubro a nivel nacional, e incluso siendo condecorada como la ciudad del aprendizaje por Unesco.

Pero, ¿qué pasa con la educación básica y media?

Según Manizales Cómo Vamos y la Fundación Lúker, entre el 2022 y el 2023, la Alcaldía de Manizales redujo su inversión en educación en casi 2.000 millones de pesos. Fruto de esto, en el año 2023, la ciudad apenas ocupó el puesto 13 entre 23 ciudades del país, al revisar el porcentaje de recursos destinados a educación respecto del total del presupuesto anual. ¿Qué podemos esperar entonces en la calidad de la educación?

Hablemos sobre la transición demográfica. Como mencionaba en la introducción, desde el año 2003, Manizales viene experimentado una disminución anual del 3% en la población entre 0 y 11 años, así como del 4% en el grupo de 12 a 18 años.

No obstante, aunque podemos pensar lo contrario, este fenómeno no debe ser visto únicamente como una amenaza, sino como una oportunidad estratégica.

Es el momento de pensar en la oportunidad de invertir más por estudiante, en lugar de recortar recursos, pues con una cobertura bruta del 84,8%, Manizales ocupa el penoso último lugar entre las ciudades evaluadas.

Es sabido que los recursos destinados a educación son los que mejor impactan el desarrollo económico en el largo plazo en cualquier territorio y es allí donde la ciudad debería enfocar sus esfuerzos. Existen desigualdades persistentes en el acceso y permanencia en el sistema educativo de Manizales.

Si bien la ciudad tiene fuertes indicadores en educación, especialmente en educación superior, es evidente la necesidad de fortalecer políticas públicas que aumenten el acceso y cobertura en la educación básica y media. La formación en la primera infancia es la que garantiza mejores condiciones y oportunidades en la adultez. Es el futuro de la sociedad.

Este es el llamado a la Administración municipal y a la comunidad educativa para trabajar juntos por una mayor inversión, asegurando mayor calidad y cobertura en la educación por estudiante. Es ese el reto no del futuro, sino de hoy.