… y corrió el rumor, Ideas Más, la entidad creada para gerenciar los proyectos de la pasada administración, quedó, luego de algunos tropiezos de diferente índole, con el único encargo de liderar la Línea 3 del Cable Aéreo; es una concepción espuria, ilegal, diseñada maliciosamente para esquilmar los recursos públicos y, con el agravante, de no tener experiencia en el tema de cables aéreos.
Y como todo rumor animado por politiqueros expertos, uno de los cuales argumentó… “que este contrato interadministrativo entre la Alcaldía e Infimanizales vulneró varios principios, entre ellos el de la moralidad administrativa y se amenazó el derecho colectivo al patrimonio público”, hizo su agosto llegando hasta el Juzgado Segundo Administrativo del Circuito de Manizales, el cual en su “excátedra” sentencia, ordenó a Ideas Más entregar a la Administración Municipal la gerencia del proyecto. Su falta de experiencia, entre otras, aconsejaba tan “prudente” decisión.
Habían transcurrido ya 2 años, al final de los cuales, justamente el día de la sentencia, estaba concluido, con lujo de detalles y en tiempo récord (3 meses antes de lo previsto en el estudio de factibilidad*), el 64,58% del contrato y, gracias a una excelente gestión, se habían recuperado para el proyecto $20.000.000 millones del IVA, exactamente todo lo que la juez encargada del caso había decidido rescatar de tan temeraria contratación.
La verdad, palabras más, palabras menos, es que Infimanizales, como propietaria del proyecto, había abierto una licitación para adjudicar la dirección de la Línea 3 al mejor calificado de los concursantes. Participaron en esta justa, entre otras, entidades tan curtidas como el IDU y el Metro de Medellín, ganando en franca lid, Ideas Más, los profesionales que la integraban eran, entre todos, los que más experiencia pudieron acreditar en cables aéreos. (las líneas 1 y 2).
“Dura es la ley, pero es la ley”, reza una antigua sentencia. Me pregunto si este axioma aplicado a rajatabla; es decir, sin prever las consecuencias de su acción, se sitúa en la orilla contraria al de la justicia, o al menos, a la del sentido común. Trasladar en el término de la distancia (10 días) el manejo de la Línea 3 a la agonizante administración, (faltaban un poco más de 2 meses para el cambio de gabinete), a un Gobierno que no estaba en capacidad de asumir semejante encargo, es por lo menos una incomprensible irresponsabilidad, amén del desconocimiento de una trayectoria que la había hecho merecedora de tomar las riendas de una obra que venía esperando su momento desde cuando en el año 2017 se inscribió como parte de los proyectos estratégicos del Plan de Ordenamiento Territorial.
En hora buena el alcalde, Jorge Eduardo Rojas Giraldo, tuvo el acierto de no dejar acéfala una obra que corría el peligro de diluirse entre secretarías, documentos, y mensajeros (Planeación, Movilidad, Obras Públicas) y la transfirió a Infimanizales para que gerenciara la parte final de su puesta en escena.
*Si bien ese era el deber ser, la alcaldía irreflexivamente, forzó el cronograma para que coincidiera con los límites de su mandato, asunto que dio origen a uno de los malentendidos que rondan campantes por las calles.
P. D. 1: De acuerdo con Ideas Más y la Unión Temporal (contratista del proyecto) en una relación que elaboran conjunta y periódicamente, el avance de la Línea 3, a diciembre 15 del año inmediatamente anterior, era del 69,36 %.
P. D. 2: Mucho se ha dicho sobre la vocación de harakiri de la idiosincrasia manizaleña y, sin embargo, sigue sorprendiendo oír a dirigentes y miembros de acreditadas instituciones de la ciudad asegurar, a voz en cuello, que la licitación objeto de este escrito estuvo amañada. Cosa años luz de la verdad.