Desde este espacio hemos defendido siempre a Aerocafé, a pesar de los ataques personales de sus enemigos y de quienes han querido utilizarlo como elemento politiquero o fortín burocrático o económico.

Así consta en múltiples artículos de prensa; en audiencias públicas del Concejo de Manizales y la Asamblea de Caldas; en redes sociales y, en general, en todos los escenarios donde se ha abordado el proyecto.

Las batallas se han librado desde la verdad, y las armas han sido documentos fidedignos y reales. Por eso me siento con la autoridad moral para protestar por la indignidad que hoy gobierna el patrimonio autónomo.

Después de leer las últimas actas del Comité Fiduciario y de escuchar algunas grabaciones de sus sesiones, puedo afirmar con seguridad que lo que se vivió dentro de esta institución para la imposición de Fernando Merchán Ramos en su gerencia es aberrante, asqueroso, insultante y seguramente ilegal.

¡Es una porquería!

Porque al momento de su designación como gerente, la canciller Laura Sarabia y el entonces director de la Aerocivil, exponían la ausencia de confirmación del cumplimiento de las calidades legales del postulado gerente y, aún así, fue impuesto mediante un acto de poder sin lugar a controversia, verificación, opción de competencia o exploración de requisitos.

¡Fue un hecho peligrosamente dictatorial! Pero, adicionalmente, lo precedió un orden del día modificado a última hora, y un conflicto de intereses en la adecuación del perfil del gerente, acondicionándolo a las calidades cumplidas por quien sería nombrado en el puesto, bajo la supervisión y participación activa del propio beneficiado.

¿Y nos resignamos entonces? ¡No! Entiendo el silencio de quienes representan instituciones gubernamentales o entes territoriales, pues detrás de toda esta podredumbre está la mano negra del presidente Petro, y todos sabemos que sus retaliaciones son viscerales.

Pero los gremios, la sociedad civil y, en general, quienes vemos a Aerocafé como una obra esencial para nuestro desarrollo, no podemos callar.

El Gobierno nacional tiene las mayorías para imponerse mediante mecanismos democráticos y decentes, pero prefiere dar golpes de poder violando la ley para demostrar su poderío.

Es otra evidencia de que los valores se han prostituido, y de que la abolición de la institucionalidad es la constante. Se impone el caos sobre la paz, y las vías de hecho sobre las de derecho. ¡Y eso puede ser catastrófico para Aerocafé!

Y en esta imposición de la indecencia es en la que pescan sujetos como Merchán y quienes estén detrás de él, pues saben que sus contendores, los que luchamos por un proyecto protegido y seguro, lo hacemos en una arena digna, mientras ellos lo someten a un estiércol pestilente donde se regodean sin contendor.

Si Merchán no tuvo escrúpulos para llegar a la gerencia del patrimonio Autónomo como lo hizo, mucho menos los tendrá para acomodarlo a sus conveniencias.

Ayer difamaba sin fundamentos al Comité Fiduciario, y ya, después de asaltar su gerencia, y sin cambio alguno, lo presenta como el baluarte impenetrable de decencia.

¿Solo faltaba el mesías, entonces? ¿Estaremos seguros en sus manos?

Jorge Enrique Pava