La reforma tributaria de Gustavo Petro es de lo peor de la historia de Colombia. Porque, aunque lo oculte, es contra los pobres, los paupérrimos y las capas medias, entre otras razones, por el incremento del IVA y de otros impuestos indirectos, regresivos por definición.
Así lo explica el Banco de la República: “Los impuestos regresivos son aquellos que se cobran a todos por igual; es decir: la tarifa pagada no guarda relación con la capacidad económica de una persona, por lo tanto, una persona pobre y una persona adinerada pagarán la misma tarifa. Lo anterior implica que la cantidad de plata que debe pagar el pobre por este impuesto es mayor en proporción a su ingreso que la que debe pagar la persona adinerada y afectará, por consiguiente, más fuertemente su economía personal”.
El 14 de junio pasado, a Petro se le salió una verdad con la que, él mismo, desenmascaró lo retardatario de su reforma tributaria: “Financiar el Estado con más IVA es financiarlo con los pobres”.
Porque de los $26,2 billones que Petro calcula recaudar de más en el 2026, el 59,1%, $15.5 billones, son aumentos en el IVA y en otros impuestos indirectos, cifras que también explican por qué, según el Ministerio de Hacienda, por este solo concepto, la inflación en Colombia se incrementará en 1,37% para los pobres y en 1,39% para los vulnerables.
Y en el 2030, el total del recaudo aumentará a $37 billones con los impuestos indirectos aportando el ¡75% del total!, porcentaje tan alto que es hasta inmoral proponerlo. Tanto, que no lo intentó Alberto Carrasquilla en el 2021, cuando lo derrotó el movimiento social, lo que consagra a Petro como el peor carrasquillista. Neoliberalismo puro y duro. Fiesta en el FMI.
Con el descarado propósito de engañar sobre su reforma, Petro afirmó: “El pobre casi no usa gasolina”. Cuando por el país ruedan 13 millones de motocicletas, casi todas ellas de los sectores populares, y mucho del transporte privado y público se mueve en vehículos a gasolina, pagos por las gentes del común. Y cómo se nota que Petro, con todo cálculo, no mencionó al ACPM, que también encarecerá con más impuestos. Porque a sabiendas oculta que es el combustible del transporte público masivo, de carga y pasajeros, pago por sectores populares y clases medias.
Esta reforma de Petro pone en ridículo su gran engaño de candidato cuando prometió que solo les elevaría los impuestos a los cuatro mil colombianos más ricos. Porque a las clases medias también las castiga de otras maneras: impuesto de renta a los ingresos superiores a 8 millones de pesos mensuales, eliminación del beneficio por personas dependientes, impuestos a las herencias superiores al valor de una VIS y mayores gravámenes al patrimonio.
Y la reforma no les reduce el impuesto de renta a las pequeñas y medianas empresas, que seguirán pagando tasas superiores a las de las mayores, diferencia que implica un lastre para el desarrollo económico nacional y la generación de más empleos.
Las falsedades de Petro y los jefes petristas llevan a recordar a Colbert, ministro de Finanzas de Luis XIV, quien dijo que “aumentar los impuestos era el arte de desplumar al ganso sin que chillara demasiado”.