La semana anterior fue pródiga en noticias, alrededor del Cónclave que dio como resultado la elección, aparentemente sorpresiva, de Francis Robert
Prevost Martínez como el PAPA, escrito así por génesis conceptual, historia y gramática, León XIV. 

La Iglesia Católica, los historiadores, sus biógrafos y él, comunicarán infinidad de ideas, hechos y conceptos, alrededor de los resultados del Cónclave e informarán sobre todas las acciones que emprenda. 

Pocos, inclusive vaticanistas, tuvieron al cardenal americano, Estados Unidos de América y Perú, como un candidato firme al papado. Se confirmó, una vez más, la expresión mundana de que quien ingresa al Cónclave como PAPA, sale como Cardenal. Así sucederá con los precandidatos presidenciales de hoy.
Quizás pasarán centurias para conocer los sucesos reales del reciente Cónclave, a diferencia del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio cuando,
ya como PAPA, rápidamente dio a conocer el motivo de su nombre papal Francisco, y reveló varios detalles, previamente anunciados por su amigo entrañable el cardenal brasileño Claudio Hummesl, de su elección como una omisión al silencio juramentado.

Fue un Cónclave rápido, dos días, como lo fueron los últimos sucedidos desde Pablo VI, pero no el más ágil, ya que en los últimos 194 años la elección de
Pio XII y Juan Pablo I, tomó un día.


Observando datos suministrados oficialmente desde el Vaticano, con las votaciones en los Cónclaves desde 1831, impresiona el número de procesos
electorales, entendiendo que 1 indica una sola ronda electoral, efectuada para optar por un sucesor de San Pedro. El actual pontífice necesitó cuatro vueltas para recibir al menos 89, votos, 2/3 del total, cifra ajustada luego de varias reformas desde el Concilio de Letrán, 1179.

Muchas o pocas rondas es un tema para reflexionar, sobre todo cuando Gregorio XVI necesitó 83 (38) en 50 días, pero Gregorio X, fue elegido luego
de 33 meses. Julio II, 1503, fue electo en una ronda mediante un Cónclave de 10 horas. Sin embargo, un PAPA como San Juan XXIII, a quienes muchos recuerdan por su bondad y haber convocado al Concilio Vaticano II, necesitó de 11 rondas en tres días. Era visible como Patriarca de Venecia y entregó al orbe dos encíclicas mayores: Mater et magistra y Pacem in terris.


León XIII y Pío XII necesitaron solo tres rondas para elegirlos como PAPAS. Ello da a entender el conocimiento previo que se tenía de sus vidas y sus
ejecutorias como cardenal, pero más que ello hay que presumir, con un elevado grado de certeza, lo que significarían sus misione como obispos de Roma y máximos jerarcas de la Iglesia Católica.


En realidad León XIII, con su trascendental Encíclica Rerum novarum, y el difícil pontificado de Eugenio Pacelli, ratificaron el acierto de su elección. Es interesante saber que el carismático San Juan Pablo II haya necesitado 8 rondas electorales. Un PAPA, que marcó una época no solo por su procedencia polaca, sino por todas sus virtudes y gestiones papales, nunca la indiferencia total fue su sello.
El país con dos vueltas electorales se enreda.