El 21 de octubre del 2025, el Tribunal Superior de Bogotá absolvió al expresidente Álvaro Uribe Vélez del delito de soborno en actuación penal, anulando una condena de 12 años de prisión domiciliaria.

Este fallo, que cierra un caso iniciado en el 2012 por supuesta manipulación de testigos en su disputa con el senador Iván Cepeda, es un punto de inflexión para Colombia.

El juez Manuel Antonio Merchán determinó que no había pruebas suficientes de que Uribe pagara a exparamilitares como Carlos Enrique Vélez y Eurídice Cortés.

Para muchos, esta decisión desmonta una persecución política y fortalece la voz de Uribe, líder del Centro Democrático, en un momento clave de cara a las elecciones del 2026. La absolución llega cuando la izquierda, encabezada por su presidente, muestra debilidades evidentes. La entrevista con Daniel Coronell en Noticias Univision expuso un liderazgo tambaleante.

Durante más de dos horas, Petro habló sin rumbo claro, saltando entre temas como su pelea con el presidente de Estados Unidos, la crisis en Venezuela y conflictos globales. Sus respuestas, a menudo desordenadas, dejaron una imagen de inestabilidad, más centrada en discursos ideológicos que en soluciones prácticas para la economía o la inseguridad, que preocupan al 70% de los colombianos, según encuestas.

La pelea ha escalado tensiones. El presidente estadounidense, en un mensaje en Truth Social, llamó a Petro “líder del narcotráfico” y cortó la ayuda anual de 210 millones de dólares a Colombia, además de suspender el “Tratado de Libre Comercio”.

Esto amenaza exportaciones clave, que representan un cuarto del total del país, afectando empleo y divisas. Petro respondió con insultos, calificando a Trump de “grosero” y “lunático”, y afirmó que el conflicto es personal, no con Colombia, sino con él y su entorno.

Esta confrontación, en lugar de diplomacia, aísla al país de un aliado histórico como Estados Unidos.

En Venezuela, Petro defiende a Nicolás Maduro, llamándolo “víctima de sanciones”, mientras propone unir policías colombianas y venezolanas contra el narcotráfico, ignorando el fraude electoral del 2024 y la detención de opositores como Enrique Márquez.

Esta postura genera críticas incluso dentro de su coalición, con figuras como Francia Márquez cuestionando su apoyo a Maduro, mientras 2.8 millones de venezolanos refugiados en Colombia esperan soluciones reales.

En este contexto, la absolución de Uribe revitaliza a la derecha. Como artífice de la seguridad democrática y la lucha contra las Farc, Uribe puede liderar un mensaje claro contra el desorden de Petro. Su regreso fortalece al Centro Democrático y posiciona a la derecha como una fuerza sólida.

Desde el Partido Conservador coincidimos con él en preocupaciones fundamentales como la defensa de la familia, la propiedad privada, la inversión extranjera, el comercio libre y una diplomacia seria.

Aunque nunca he sido uribista, no puedo dejar de alegrarme por esta noticia, porque evidencia que las instituciones funcionan y que el Estado de derecho actúa.