Desde cuando los seres humanos, nuestros lejanos antepasados, descubrieron que les iba mejor si se unían y compartían territorios, costumbres, actividades y un propósito común, desde eso, el ser humano se volvió gregario, palabra que viene del latín “gregarius”, que significa “grey”, “rebaño”. Gracias a este cambio de costumbres, la humanidad ha venido avanzando a pasos agigantados. Todos los inventos, logros, descubrimientos, han sido fruto del trabajo de un grupo de personas que tienen un sueño colectivo.
Pues bien, si llevamos estas motivaciones a la esfera de la política, del estado, de las instituciones, con mayor razón debe haber un trabajo en equipo. Por eso, quienes tenemos responsabilidades en temas de gobierno, como es mi caso, nos preocupamos por seleccionar a las mejores personas para que formen parte de ese grupo, relativamente pequeño, para que nos ayuden a sacar adelante las propuestas por las que nuestros electores nos eligieron. Cuando los caldenses se decidieron, abrumadoramente, por mis propuestas, antes de asumir la gobernación de Caldas, me dediqué varios días a estudiar las hojas de vida de aquellas personas que me irían a acompañar en el gabinete departamental. Hicimos un trabajo serio, riguroso, responsable, porque además conté con el apoyo de empresas especializadas en descubrir nuevos talentos. Creo que ese grupo de profesionales que finalmente fueron seleccionados, no solo resultaron ser las mejores, sino que, debido a esa experiencia que han tenido durante estos tres años, le sirvió, en primer lugar, para ratificar que tienen, muy arraigada, su vocación de servicio, que debe ser, además de la honradez, una de las más altas cualidades de un servidor público, sino que, además, por la labor que desarrollaron, se les abrieron otras perspectivas o posibilidades, también en el sector público, para que el día de mañana, si cuentan con el respaldo popular, pueden continuar entregando lo mejor de cada uno de ellos, a sus comunidades, llámense departamento o municipio, que ven en ellos las personas indicadas para asumir los desafíos a partir del 1 de enero de 2024, cuando empieza el periodo de los nuevos mandatarios.
Los nombramientos que hice, desde el comienzo de mi gobierno, de Paula Toro, Secretaria de Desarrollo Económico; de Jorge Tovar, Secretario de Desarrollo Social; de Jhon Jairo Castaño, Secretario de Gobierno; de Valentín Sierra, Secretario de Planeación; de Daniel Moreno, Asistente Personal y de Luis Roberto Rivas, como gerente de la ILC fueron no solo acertados sino, también aplaudidos. Cada uno de ellos dejó una huella indeleble, imperecedera, profunda, difícil de olvidar, en las gestiones que realizaron. Los secretarios fueron gobernadores encargados, pues siempre quise, con ellos, potencializar nuevos liderazgos.
Paula fue la gestora de muchas de las políticas que diseñamos, articulamos y realizamos entre el gobierno nacional, los gremios y la academia; Jorge, mejoró la vida de muchos ancianos y de una población que había vivido bajo el desamparo del estado; Jhon Jairo nos devolvió la tranquilidad y la seguridad en cada uno de los rincones de Caldas; Valentín, lideró la construcción colectiva de un Plan de Desarrollo como nunca se había hecho antes, con una concurrida participación ciudadana. Luis Roberto volvió viable y rentable nuestro banco, nuestro principal activo, la ILC. Y Daniel, fue tan eficiente que renunció para irse a un importante cargo en Caldas Gold.
Con todos ellos guardo profundas deudas de gratitud. Se que se entregaron con ahínco, pasión y entereza. Sé que a todos ellos les esperan grandes retos y desafíos. Ojalá, cuando asuman sus nuevos cargos, si es que cuentan con el apoyo popular que buscan, no se olviden de este gobernador, que más que un jefe, quiso ser un amigo. Cuando Gustavo Cerati, el gran cantante de la mejor banda de rock latinoamericano, Soda Stéreo, se despidió, en el Estadio River Plate, en Buenos Aires, con ese último concierto que dio ante 60.000 eufóricos asistentes, dijo: “No sólo hubiéramos sido nada sin ustedes, sino con toda la gente que estuvo a nuestro alrededor desde el comienzo; algunos siguen hasta hoy. ¡Gracias…totales!
Paula, Jorge, Jhon Jairo, Valentín, Daniel y Luis Roberto, de verdad, se los digo de corazón: ustedes se van con la satisfacción del deber cumplido. No dejarán un vacío, porque sus obras, sus logros, sus realizaciones, ahí quedarán como testimonio fiel de su labor. Además, para ustedes seis, ¡primero fue la gente! A nombre mío, de sus otros colegas, pero sobre todo de los caldenses, les quiero decir: ¡Gracias…totales!