Con la llegada del mes de diciembre, Colombia comienza a vivir una etapa muy especial, pues nos preparamos para impulsar cambios de cara al nuevo año que se avecina. Siempre será importante hacer una pausa en nuestra vida diaria, escapar de la rutina y darle mayor valor a compartir en familia.

En las festividades de diciembre tenemos una bonita oportunidad para integrarnos en el seno de nuestros hogares. Más allá del aspecto comercial o fiestero, la idea es darles un significado de unidad a nuestras acciones, a través de las cuales podemos afianzar muchos valores que nos ayudan a crecer interiormente. De esta forma seguiremos
en el camino de ser mejores miembros de familia, mejores vecinos, mejores compañeros de trabajo y mejores ciudadanos.

En esta época la invitación es a poner en práctica la gratitud, la tolerancia, la humildad y la caridad. Aunque hay muchos más valores, con éstos podemos vivir una navidad rica en experiencias significativas con nuestros seres queridos.

Las personas se enaltecen cuando dan las gracias, pues es un acto de reconocimiento hacia los demás y demuestra que no somos autónomos y que también necesitamos del otro para lograr nuestros objetivos. Si somos tolerantes, seguramente evitaremos choques y situaciones adversas, tanto familiares como con terceras personas, demostrando respeto por las acciones y formas de pensar de los demás. Cuando actuamos con humildad, nos damos la oportunidad de reconocer que también cometemos errores, que no somos perfectos y que podemos recapacitar para corregir lo que no anda bien en nuestro interior. Y a través de la caridad encontraremos un sentido de consciencia y humanidad, en donde conseguimos ser empáticos con las necesidades ajenas y optamos por ayudar a nuestro prójimo.

Aprovechando el inicio del período de adviento, el cual comprende las cuatro semanas antes de la Natividad y que se constituye en una preparación con esperanza y contrición para recibir la llegada del niño Jesús, el Papa Francisco nos invita a vivir esta época fraternalmente.

Como las buenas acciones comienzan por casa, independiente de si hay de por medio creencias religiosas o no, la navidad es la oportunidad propicia para encontrarse con nuestros seres queridos, en donde se refuerzan los vínculos, las familias se acercan, se liman asperezas y propiciamos la reconciliación. Es una época en que las personas deben estar con amor, alegría y recogimiento. Por ello son importantes los símbolos y los ritos, así como propiciar encuentros en los que se proyecten metas, expectativas y por qué no, hasta sueños que se quieran hacer realidad.

El verdadero sentido de estas fechas va más en lo espiritual, aunque es válido también atender la actividad social, esto no es lo central. Mantengamos una lista de propósitos de año nuevo centrada en nuestro crecimiento personal, que a su vez sirva de ejemplo e inspiración para otras personas e impactemos positivamente en los círculos en los que interactuamos y contribuyamos así a una espiral virtuosa en la que seamos actores de cambio, donde si todos sumamos, vamos a contribuir a un fin mayor como es el bienestar general, que tanto lo estamos necesitando.