Mi primera cercanía con la figura de San José como santo, más allá de su puesto en el tradicional pesebre de Navidad, fue gracias a mi abuelo materno, José, a quien se le celebraba el cumpleaños no el día del nacimiento, sino en la fecha de San José.

Siempre me llamó la atención esa circunstancia, que asociaba a San José con un buen padre de familia trabajador, responsable y fiel a su hogar.

El miércoles pasado celebramos el día de San José, ¿qué nos puede decir hoy esta figura bíblica?

San José es un ejemplo de fe y confianza en los planes que Dios tiene para cada uno de nosotros.

San José se encontró de frente con el Señor en su camino hacia su matrimonio. Allí, sin entender bien lo que estaba sucediendo, sin comprender lo que todo ello significaba, asumió la misión que le dio el Señor a través de un sueño de ser el padre adoptivo de Jesús y esposo de la Virgen María.

San José nos recuerda que debemos entregarnos con generosidad y sin necesariamente comprender de forma total desde el inicio, a la ejecución de lo que nos pide Dios en nuestras vidas. Adelante, siga con confianza, que los medios y las posibilidades se irán dando si es de Dios el camino.

San José como referente de hombre trabajador y responsable. Un carpintero. Un hombre que supo ejercer su oficio, enseñárselo a su hijo y sacar lo necesario para sostener el hogar.

Nos recuerda con claridad que las cosas en la vida hay que trabajarlas, que no podemos esperar que todo nos llegue organizado y listo, sino que hay que esforzarnos para sacarlas adelante.

Frente a los atajos, a las formas fáciles o peor aún a los caminos corruptos, delictuosos y codiciosos, San José nos invita a realizar un esfuerzo como base de nuestro progreso.

Hoy, cuando vemos tantas familias que para salvar la vida deben salir corriendo de sus territorios dejando todo lo que poseen, sus casas y animales, nos recuerda la huida a Egipto que tuvo que hacer San José con la Virgen y el niño Jesús pequeño, pues Herodes había dado una orden de matar a los niños menores de dos años.

Esta huida muestra a San José como un protector de la familia. Y nos invita a cuidar la vida y muy especialmente de la familia de cada uno.

La principal característica que resaltan las escrituras es que San José era una persona justa.

Pues bien, un testimonio de justicia, debe ser no solamente dando lo que le corresponde a cada uno, sino que sea justo con las víctimas con la verdad y la reparación. Pero que también se muestre como equitativo, dando las mismas oportunidades a todos.

San José, en su humildad, sigue siendo un poderoso intercesor para todas las familias. Que su ejemplo nos ayude a vivir con fe, justicia y amor en nuestro propio hogar.