Mi trabajo actual, como conferencista y consultor en liderazgo y comunicación estratégica, me exige estar muy actualizado; lo que me obliga a estudiar permanentemente y a informarme sobre nuevas tendencias y comportamientos de los seres humanos en su vida personal y laboral, incluso procurando entender sus reacciones frente a diferentes estímulos que aparentemente pueden parecer intrascendentes, pero que a la hora de la verdad generan unos resultados altamente sorprendentes.
Todo esto podría parecer un poco difícil de comprender, pero la realidad es que es mucho más sencillo de lo que se podría pensar; y es que básicamente me refiero a la importancia que tiene para cualquier persona, que le reconozcan lo que hace, sus ejecutorias, sus buenos resultados. La respuesta ante esto es literalmente maravillosa. De hecho, William James decía que “el reconocimiento es el alimento del alma”.
Incluso, hay investigaciones recientes cuyos resultados confirman que para las nuevas generaciones, laboralmente hablando, es mucho más importante el reconocimiento que la propia contraprestación económica. Al sentirse reconocidos, sienten que lo que hacen vale la pena y su labor conecta con un verdadero propósito.
Hace unos días me encontraba coordinando un proceso con el equipo de líderes de una organización, cuyo desafío principal era una marcada falta de motivación, sumada a una evidente dificultad para el trabajo en equipo. Dentro del proceso que llevamos a cabo, hicimos un ejercicio de reconocimiento entre unos y otros con unos resultados literalmente mágicos. Al final, cuando procedimos con la evaluación del ejercicio, afloraron en el ambiente sorpresas maravillosas por la cantidad de cosas que en el transcurso del ejercicio habían logrado decirse, sobre lo que pensaban unos de otros, y que, hasta el momento, después de mucho tiempo de estar trabajando juntos, no se habían atrevido a decirse.
El resultado superó con creces lo presupuestado, ya que, al hacerlo, se logró fortalecer de una manera espectacular el vínculo entre los miembros del equipo, en medio de una camaradería que podría definirse como el inicio de una nueva etapa en la cual el trabajo en equipo sería una de las principales herramientas para lograr marcar la diferencia en su sector.
Me atrevería a afirmar que es uno de los principales elementos de un buen liderazgo. Los líderes que permanentemente están reconociendo lo bueno que hacen los miembros de sus equipos, logran una conexión maravillosa con su gente, ya que con esto consiguen motivarlos para retarse, seguir adelante y pasar a niveles superiores.
Pareciera que sólo me he querido referir en este escrito a la magia que genera el reconocimiento exclusivamente en el mundo empresarial. No puede haber algo más alejado de la realidad. El reconocimiento debe estar siempre presente fortaleciendo de una buena manera nuestras relaciones.
Hagamos entonces que el reconocimiento se nos vuelva costumbre. Les garantizo, sin temor a equivocarme, que si nos proponemos a hacerlo habitualmente, el resultado será maravilloso; convirtiéndonos efectivamente en unos proveedores de energía motivadora para los demás.