A veces pienso que uno de los principales problemas que tenemos para lograr un mejor entendimiento y avanzar juntos como humanidad frente a la gran complejidad de hoy es la falta de coherencia entre el lenguaje que utilizamos y lo que hacemos como sociedad. Lo invito a un recorrido por algunos términos asociados con el desarrollo; mientras avanza en la lectura, le propongo que se detenga a pensar en el sentido que tienen para usted y, especialmente, cómo los incorpora y los vive en su experiencia cotidiana.
La definición de desarrollo, según el diccionario (RAE), es aumentar o reforzar algo de orden físico, intelectual o moral; ej. desarrollar los músculos o la memoria. Con relación a una comunidad humana, la Real Academia dice que es progresar o crecer, en el ámbito económico, social o cultural. La ONU define desarrollo como “una empresa multidimensional para lograr una mejor calidad de vida para todos los pueblos”; la interacción y retroalimentación entre el desarrollo económico y social, y la protección del medio ambiente se traducen en un desarrollo sostenible. Algunos consideran que el término sostenible se ha desgastado y debería hablarse de desarrollo sustentable ¿Cuál es la diferencia? El diccionario define sostenible como lo que se puede sostener; en el ámbito de la ecología y la economía, que se puede mantener durante largo tiempo, sin agotar los recursos o causar daño grave al medioambiente; y sustentable, lo que se puede sustentar o defender con razones.
Herman Daly, premio Nobel de Economía (1996) plantea que la sustentabilidad se basa en: No utilizar los recursos renovables a un ritmo superior al que se generan; no producir sustancias contaminantes a un ritmo superior al que pueden ser recicladas, neutralizadas o absorbidas por el medioambiente; y, no aprovechar ningún recurso renovable a mayor velocidad de la que se requiere para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible. El concepto ‘desarrollo sostenible’ se utilizó por primera vez en el Informe Brundtland (1987) para referirse a la búsqueda de un avance social y económico que asegure a los seres humanos una vida sana y productiva, sin comprometer las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. La sostenibilidad busca un desarrollo social que contribuya a mejorar la calidad de vida, salud, educación y cultura de todas las personas. Este es el fundamento de la Agenda 2030, Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- que, a través de 17 objetivos, 169 metas y 231 indicadores, invita a generar responsabilidades compartidas y diferenciadas, basados en una alianza para un desarrollo en el que todos participen.
No obstante, en este momento de la humanidad, lo menos importante es pensar si el término correcto es sostenible o sustentable, y más bien, enfocarnos en cuál es el sentido que hoy le damos al desarrollo y cómo estamos aportando, desde nuestra propia coherencia de vida, para superar las grandes brechas que nosotros mismos hemos creado.
El último Informe sobre Desarrollo Humano 2020-2021 Tiempos inciertos, vidas inestables; forjar nuestro futuro en un mundo en transformación (https://report.hdr.undp.org/es/), basado en la medición del Índice de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que incluye: salud, educación y nivel de vida de los habitantes de un país, muestra que, por primera vez en 32 años, hubo una disminución durante dos años seguidos, llegando a los niveles de 2016. Esto representa un retroceso inmenso y una crisis cada vez más profunda para muchas regiones, especialmente para América Latina y el Caribe, África Subsahariana, y Sur de Asia. El estudio muestra una sociedad que va de una crisis a otra, corriendo el riesgo de aumentar los niveles de sufrimiento e injusticias; la pandemia y la invasión a Ucrania están en la lista de los temas con mayor impacto negativo, sumados a los profundos cambios sociales y económicos, el deterioro del planeta y el aumento de la polarización.
Mostrar la incertidumbre con sus sombras y luces es algo interesante del documento: “la incertidumbre no tiene por qué ser motivo de estancamiento; hay muchas cosas que podemos hacer hoy para garantizar la prosperidad y el crecimiento humanos (…)”; el camino que sigamos dependerá de nosotros, de nuestra capacidad de liderazgo, acción colectiva y construcción de confianza. Lo invito a revisar el informe y preguntarse ¿Estoy aportando a un desarrollo más humano? ¿Cómo ejerzo mi liderazgo interior para aportar a la construcción de una mejor sociedad? Es hora de dar sentido a las palabras y ponerles contenido con nuestras acciones y decisiones.