Después de la derrota ante Fluminense del 1 de abril, injusta por demás, Once Caldas ganó seis de los ocho partidos que disputó, solo perdió con Medellín y empató con Chicó.
Completó, asimismo, tres fechas seguidas con triunfos en línea actuando por fuera: 2-3 San José de Oruro, 1-2 Envigado y 0-1 Unión Magdalena.
Es decir, en un mes consiguió 13 puntos en seis fechas de Liga pasando de la casilla 10 con 16 unidades a la quinta con 29, rosando la clasificación a falta de los compromisos contra Millonarios y Cali acá, visitando a Pasto entre esas dos presentaciones. Por Copa obtuvo victorias en Chile y Bolivia que prácticamente lo sitúan en la siguiente ronda.
Descomunales cifras que contradicen las afirmaciones reales acerca de un plantel discreto, corto, con demasiadas debilidades, potenciado por el trabajo de equipo, la labor entre semana y la acertada conducción desde el banco. Un Once Caldas producto de la unidad, que aprendió a jugar sin la pelota y letal en su nuevo estilo.
Por convicción, o por obligación cambió la idea de imponer condiciones a través del control a un planteamiento vertical, de desdoblamiento rápido por las puntas, o por los carriles interiores, y los resultados saltan a la vista: sin tener la posesión encontró el gol que era uno de sus dolores de cabeza.
Con un Dayro sublime. Todo lo que toca entra y sus registros deslumbran: 9 goles en los últimos 8 partidos, líder de la estadística del semestre, 360 gritos, nueve más que Falcao como artillero colombiano de todos los tiempos, 247 tantos, registro histórico por liga, y a uno de Valentierra y a 18 de Galván (171) con la camiseta de Once Caldas (153).
Sorprendente quinto puesto por Liga, compartido con Medellín, de un plantel que hasta hace poco miraba la competencia pensando en pelear la octava plaza con Cali, Pasto, Bucaramanga o Pereira. Hoy, al décimo le tomó cinco puntos y al noveno lo tiene a tres con dos duelos en Palogrande que por difíciles que sean serán con su público.
El técnico Herrera subsanó el error que iba a cometer de poner una nómina mixta en Santa Marta. Era el juego por el cupo directo, como evidentemente sucedió. Un rival flojo, sin un solo triunfo en el año, al que no se le podía dar licencias. El día es hoy, y por fortuna corrigió por presión de sus jugadores.
Dice el refrán que ‘más sabe el diablo por viejo que por diablo’ y aplica para el Arriero. Sus méritos no se discuten, con poco está logrando mucho, como pasó en 2024 cuando en ambos semestres metió al Once Caldas a los ocho. Con su experiencia, astucia y conocimiento del vestuario acabó con sus detractores.
También la plantilla pone un punto alto. Es un hecho que faltan individualidades que merman la expectativa de trascender tanto en Copa como en Liga, pero se está haciendo la tarea. Cada día trae su afán, y el momento inspira. Este miércoles Unión Española, para sellar el tiquete en Sudamericana y continuar el romance con la hinchada.
Vergonzoso, doloroso y preocupante lo que sucedió en el Sierra Nevada. Y no fue la primera vez. La degradación del fútbol, que en algunos casos deja de ser un espectáculo para que los violentos lo transformen en el escenario propicio para la barbarie. Fuerte sanción espera la plaza, y un 3-0 a favor de Once Caldas que también elevará el promedio.
Hasta la próxima...