Todavía no llega Once Caldas al nivel de juego esperado, sí al de los resultados, con dos victorias en línea, ambas en Palogrande, encausando la campaña con tremenda sacudida tras la goleada del comienzo ante Nacional y con un producido del 66%, que ya lo ubica dentro de los mejores.
Sexto en la tabla, con gol diferencia de -2, sólo tres puntos lo separan del líder Nacional, modelo de contundencia absoluta, lleno de estrellas que superan su labor estratégica y aparentemente sin rivales, por lo menos hasta ahora, justificado con tres títulos consecutivos: Liga, Copa y Superliga.
Las cifras del Once son aceptables, pendiente del alza colectiva. Falta el juego de conjunto, porque algunos apenas están despegando: Mateo García se esfuerza, intenta, corre, sin ser ese eje brillante del pasado; el compañero de Jorge Cardona no está tan definido, como tampoco el 10, ni los extremos.
Michael Barrios anotó, pero está bajo de forma. Joel Contreras da puntadas para quedarse con el puesto, Esteban Beltrán, cuando se convenza de su potencial será el conductor, y a Alejandro García no pueden condenarlo como hicieron al no convocarlo, con lo cual se dio satisfacción a la jauría.
Es decir, la base no varía y en tres fechas la revolución de los refuerzos no aparece: Hugo Dorrego se muestra como lanzador de pelota quieta y el boliviano Gilbert Álvarez va rumbo a correr la suerte del venezolano Jesús Hernández, sin chances, porque el goleador no se toca.
Sin ese rendimiento alto y regalando un tiempo como es costumbre, el equipo de Hernán Darío Herrera se impuso sobre un Bucaramanga que trajo un plantel con nombres atractivos, que aún no engrana y hace tambalear al técnico Gustavo Florentín, más allá de los rasgos estructurales que esboza.
Un inicio de partido interesante para el blanco, que se montó sin profundizar, al punto de que los leopardos, con base en el contraataque, tuvieron las primeras opciones: una pegó en el palo por remate de Adalberto Peñaranda y otra en un contraataque del propio venezolano, que evitó Iván Rojas con un cierre magistral.
El confundido Once Caldas despertó con un tiro libre de Hugo Dorrego y la conquista de Michael Barrios en la adición. Gol tranquilizante en momento clave, al finalizar la primera etapa. En el complemento halló complicidad en la temprana expulsión de Leonardo Flórez y la anotación 250 de Dayro Moreno, nuevo récord por Liga Colombiana.
El 2-0 parecía liquidar el compromiso, pero Herrera se confió e hizo tres variantes superfluas: Díaz, Castaño y Zapata por Cuesta, Malagón y Barrios, más un error de James Aguirre al jugar una pelota por el medio que aprovechó Frank Castañeda para anotar. Golazo que achicó el marcador y provocó angustia en la tribuna.
Por fortuna para los intereses blancos no pasó a mayores, aseguró el triunfo, segundo en casa donde ostenta un 100% de efectividad y si bien es cierto que la calidad plantea inquietudes, los guarismos animan. Construir sobre ejecutorias es mucho más cómodo, y esa licencia la tiene el proyecto del Arriero.
P.D.: Evidente falta de comunicación, o de influencia, de Once Caldas con Dimayor: programar a las 4:10 p.m. frente a Bucaramanga, sin tener luz artificial el Palogrande, fue un riesgo innecesario, y que el clásico contra Pereira de la quinta fecha lo pongan el miércoles 19 de febrero a las 8:10 de la noche, es un contrasentido. ¡Dimayoradas!
Hasta la próxima...
