Paró la buena racha de Once Caldas que por Liga no había recibido gol en los últimos cuatro partidos, y solo uno, de Fluminense, contabilizando también los dos de Copa Suramericana.

Esta vez Medellín, que solo atacó durante el primer tiempo, la marcó un par de veces en dos minutos y estuvo a punto de golear, salvándose por el portero Aguirre y por el palo.

Discreta presentación que costó la salida del grupo de los ocho, confirmando la escasez de nómina. Por decisión técnica descansaron Juan Pablo Patiño y Jefry Zapata; Jerson Malagón estuvo en el banco, en tanto que Mateo García fue baja por acumulación de amarillas. Fueron inicialistas Jéider Riquett, Juan Carlos Díaz, Juan Felipe Castaño y Luis Palacios.

El equipo se resintió. La marcación izquierda es floja con el titular o con el suplente, le fue muy mal a Castaño; y en zona de recuperación Díaz y Rojas no se encontraron nunca, por errores de marca en esa zona llegaron los goles, obligando al Arriero a una sustitución en apenas 36 minutos. En ataque solo una llegada a lo largo del juego.

Recientemente, en las goleadas 3-0 sobre América y Equidad, Once Caldas mostró que le va mejor contragolpeando porque no elabora. Frente al DIM, por más que en el segundo tiempo hubiese dispuesto de Esteban Beltrán, Alejandro García y Mateo Zuleta, de buen pie, tocadores, careció de profundidad y fue intrascendente arriba.

El fútbol de posesión no es argumento en este momento siendo preferible plantear otras alternativas, como la salida rápida, con la que ha sorprendido obteniendo resultados que, inclusive, lo tienen en la pelea. Puede que no sea la idea de Herrera, pero las circunstancias lo están forzando y las evidencias indican la tendencia.

La marcada irregularidad en la liga abre un panorama incierto hacia la clasificación, sobre todo por la diferencia de goles, estando por debajo de los rivales en la parte alta de la tabla que, entre otras cosas, ubica a los históricos de mayor inversión, con nóminas más competentes y que, habitualmente son los llamados a buscar la corona.

Nada fácil para Once Caldas, comprometido con la Suramericana, su apuesta de la temporada, en la que intentará hoy un nuevo logro por fuera -ya lo hizo contra Unión Española- habida cuenta las condiciones del anfitrión, el GV San José de Oruro, un equipo de escasa tradición, el comodín del grupo y que viene de ser goleado por Fluminense.

Aunque escoger no debería ser el camino, las determinaciones en torno a la plantilla enseñan preferencia hacia el compromiso internacional, que igual representa riesgo porque no avanzar, que está dentro de las posibilidades, puede coincidir con una eliminación en la liga que supondría un fracaso de proporciones.

También se podría dar participación en los cuadrangulares y en la segunda ronda de Conmebol, que sería lo máximo. Afirmarlo es imposible por las variaciones del grupo que a veces transmite la sensación de solidez sobre una base de juego establecida, y en otras la inseguridad producto del nivel y características de sus hombres.

Paso a paso, disputando cada encuentro como una final con la entereza y el cariño que han puesto siempre en sus actuaciones, se puede estar cerca. De hecho, la racha se gestó por la disposición en el campo y los aciertos desde el banco. No queda más, el resto se sabe, y todos estamos informados de lo que hay, que no se puede cambiar.

Hasta la próxima...