El día que Once Caldas perdió en casa 1-2 el clásico ante Pereira del primer semestre fue como si el mundo se le viniera encima. Era la octava fecha, ocupaba el puesto 13 con solo 9 puntos, y al frente tenía dos partidos consecutivos como visitante frente a Millonarios y Cali. Sumaba, en ese entonces, cinco años sin clasificar, el nivel era discreto y la nómina tampoco

ayudaba mucho. Pero, como el fútbol es impredecible, ganó esos dos juegos, se envalentonó y prolongó la racha porque después superó a Envigado, Medellín y Alianza.

Cinco victorias consecutivas y ascenso al quinto puesto en la tabla con 24 unidades en 13 jornadas, lo que prácticamente le permitió un vuelco a la historia, pues a partir de ese momento empezó a valorarse la labor del técnico Herrera, y llegaron los gloriosos.

El descenso dejó de ser preocupación, salvó la campaña metiéndose dentro de los ocho, el público se entonó y Once Caldas se transformó en esa escuadra confiable que hoy marcha líder, muestra trabajo y genera buenas sensaciones por propuesta e individualidades.

Lo traigo a la memoria porque esta tarde habrá nueva versión del Once Caldas - Pereira, siempre con connotaciones especiales. Uno, mandando por lo alto, el otro, colgado y necesitado, aunque todo pasa a un segundo plano porque es el duelo del honor.

En el clásico no cuenta si el equipo está arriba o es colero, si actúa en su patio o por fuera, las crisis se ignoran, si existen, y el fervor llega desde la tribuna. Es el partido que nadie quiere perder, el de sabor distinto, el que se gana y se celebra como un título.

La realidad ahora es diferente. Un Once Caldas compacto en defensa, donde pierde a uno de sus estandartes, Sergio Palacios; con un mediocampo soñado, hecho de la nada con Mateo, Mejía, Ríos y Alejandro, y que ha encontrado el gol así siga siendo una de sus debilidades.

Lo de Palacios (19 años) se sentirá porque independiente de su sorprendente nivel fue quien potenció la zaga con su rendimiento personal y como complemento. En la actualidad está con la selección Colombia juvenil de donde partirá hacia el Bragantino de Brasil.

Un plantel que no sufre con su once inicialista, aunque pareciera corto en relevos. Jorge Cardona será el acompañante de Jéider Riquet, y afloran dudas. Algunos de los refuerzos, Joel Contreras, Jefry Zapata y Jesús Hernández todavía no inquietan a los titulares.

Otros quedaron relegados, Beltrán, Araújo, Montaño. En suma, grupo suficiente en número, ya seleccionado con una base óptima, no muy amplia, y con un recaudo en puntos considerable: 53 en reclasificación que alienta los objetivos y eleva las metas.

Por fortuna se enchufó Dayro, el amuleto por su costumbre de marcar en el clásico: 15 anotaciones. 230 son sus goles históricos por Liga, y ahora quedó a 7 (suma 339) de la marca de Falcao y Aristi (346) como artillero colombiano en todas las competiciones del mundo.

Del Once Caldas que perdió ese clásico referenciado en el comienzo de este escrito, al de hoy que completa cinco triunfos y una derrota en siete presentaciones hay cambios en motivación, fútbol y jugadores, quedando camino por andar.

El domingo vendrá Millonarios con Falcao, y seguidamente Cali, ambos en Palogrande, compromisos de mayor exigencia en un torneo desorganizado en horario y programación, que distorsiona la realidad de la liga, esa tan positiva en cifras para Once Caldas.

Hasta la próxima...