Mucho tiempo pasó desde que Once Caldas se despidió, y cuenta los días para el reinicio de la Liga, con un calendario complejo, que lo pondrá abriendo contra Nacional en Palogrande, en donde además recibirá a Cali y Pereira, visitando de por medio a Tolima, Águilas y Millonarios.
Difíciles primeras fechas de un campeonato especial, con mínimo margen de error, obligado a sumar para evitar confusiones en la tabla del descenso, e intentar los cuadrangulares, meta que no alcanza desde hace cerca de un lustro, e ir por un cupo a torneo internacional.
Casi 5 millones de dólares, tres por la fase de grupos, 600 mil por las victorias sobre Monagas y Boca, y un millón 250 mil por avanzar a octavos, completó Pereira por su participación en Copa Libertadores, superando los 24 mil millones de pesos, presupuesto de Once Caldas en este 2023.
Esa debe ser la misión, relativamente sencilla por el modelo nuestro, en el que siete de los ocho semifinalistas van a las copas de Conmebol, que distribuye cifras millonarias, dado que convirtieron el fútbol en un negocio rentable que saben administrar.
De allí que sea paradójico que se armen equipos sin ambición, ni inversión, cuando esos dineros se recuperan con creces si hay réditos deportivos, aceptando igual que son varios los clubes hoy en manos de dirigentes supuestamente hábiles para hacer crecer la plata.
Al menos eso se piensa de quienes están al frente de Once Caldas, que de fútbol poco, con números que los delatan, sin proyectarse hacia esos rubros económicos altos a través de una nómina competitiva, con el agregado de que están en una plaza dispuesta a colaborarles.
Los ocho mil abonados hasta el momento interpretan el desfase entre el desempeño administrativo, y ese público objetivo, signado por el corazón, que vive de la ilusión, y que respondió sin estímulos, porque no hubo siquiera una palabra de apoyo, ni un nombre que alentara sus fibras.
Desatinado que un equipo que fue último durante seis fechas, que salió de ese afrentoso lugar en la jornada de cierre para ocupar el puesto 17, que por distintos motivos se desprendió de siete jugadores, y que lleva ocho semestres sin clasificar, se haya quedado quieto, y se sostenga sobre esa base fracasada.
Los muchachos integrados al plantel, Billy Arce, Juan David Cuesta y Johar Mejía, no son refuerzos, encajan en el tipo de futbolista que viene a probar suerte, el ecuatoriano tras un trasegar discreto por Pasto, y los otros sin palmarés, superando ya los 23 años.
Un tiro al aire, como se ha dicho siempre, que es la política del actual presidente, autor de la peor gestión en años, porque apuesta al azar, pretendiendo que las circunstancias, o la diosa fortuna lo respalden, y no a una verdadera planificación con propósitos y metas específicas.
Y se vienen perdiendo los amistosos, que no es grave, por el contrario, útil para establecer errores, deficiencias y necesidades, aunque en este caso preocupa porque no habrá correcciones de fondo, se harán los de la vista gorda, y seguirán creyendo que tienen equipo.
Llamado de atención fuerte; sucedió con Corredor y el comienzo de Liga fue igualmente desastroso, y Once Caldas tiene una agenda pesada con rivales grandes que no darán tregua porque entran en plan de revancha, comenzando por los verdes el 17 de julio.
Atrás quedaron las promesas de cinco consagrados, y se dio fuego a la idea de Pedro Sarmiento, quien desde un principio aseguró que los jóvenes iban a ser la alternativa. Por algo lo dijo, mientras el presidente pintaba pajaritos de oro.
Es decir, una cosa lo que manifiesta por el único medio que habla, y otra bien distinta lo que hace, pues la verdad, a este histórico Once Caldas, que acaba de celebrar 19 años del título de Copa, lo volvieron otro Envigado, con la cultura del ahorro para obtener ganancias.
Hasta la próxima...