Al Once Caldas lo armaron para participar y terminó compitiendo. Tuvo una temporada por encima de lo que podía y se pedía. Clasificó a cuadrangulares después de cinco años y aunque quedó eliminado una fecha antes, no desentonó. Tampoco brilló.

Empezó con el propósito de alejarse del descenso, y finalizó en la parte alta de la reclasificación, con opciones de torneo internacional. Cotizó jugadores, estableció una base y tuvo pasajes brillantes, convirtiéndose en noticia y centro de atención nacional.

El récord de Dayro elevó imagen, fútbol y espectáculo, y detrás de ese grupo unido, se hizo "campañota" a mitad de torneo, que fue suficiente para clasificar, a pesar de los pésimos resultados del comienzo, del remate de la fase regular y hasta de la semifinal.

Como su arreón despertó el fervor de la hinchada, comprobándose que, proporcionalmente, es la mejor del país, estimulada por boletería de precios favorables. El Palogrande, casa del campeón de América 2004, volvió a ser escenario de grandes emociones.

Notable el trabajo de El Arriero Herrera: potenció el grupo con liderazgo, trabajo y dedicación, asesorado por gente joven –algunos manizaleños– y conformó un cuerpo técnico calificado que incidió directamente en el buen desempeño del plantel.

Tardó en formar la defensa, pero lo logró con solidez asombrosa. Encumbró a Sergio Palacios, un central de 19 años y 1:95 metros de estatura, y lo juntó con el experimentado Jaider Riquet, mientras que, por las laterales, Juan Pablo Patiño resultó grata revelación y Juan David Cuesta cumplió.

Recibió apenas tres goles en cinco juegos de cuadrangulares, y solo en una ocasión, tres en un mismo duelo, a lo largo de las 24 fechas disputadas; fue ante Jaguares. Responsable en parte James Aguirre, el héroe en jornadas clave. Un arquero con serenidad, ubicación, calidad y reflejos.

También en el medio se vigorizó la marca con Mateo García y el complemento de Iván Rojas.

De esa forma estructuró un esquema dinámico atrás que, cuando le tocó aguantar, sacó los mejores resultados, porque proponiendo falló por escasez de materia prima. En cambio, preocupan los manizaleños Alejandro García y Esteban Beltrán, quienes desaprovecharon demasiadas oportunidades.

En ataque, la ineficacia está reflejada en las cifras negativas: en los últimos diez choques por Liga convirtió solo un gol en acción de movimiento. Ocho delanteros sin resolución –Torres, Mera, Araujo, Mejía, Cubides, Cifuentes, Lemos y Palacios–, pues entre todos marcaron apenas cuatro goles.

Evidente problema de definición salvado por Dayro, quien cuando estuvo enchufado, fue la solución con 10 conquistas. Luego de la 225, en la fecha 12, despareció su magia. Un déficit que pasó factura, pues al Once Caldas le ganaban con hacerle un gol. Nunca tuvo reacción, faltaron futbolistas de élite.

Capítulo aparte merecen James Aguirre, Sergio Palacios, Juan Pablo Patiño, Mateo García y Billy Arce. ¡Sobresalientes! Araújo es el de mayor proyección. Reconocimiento a quien hizo las recomendaciones: económicos como le gustan al presidente, y rendidores, ninguno llegó en condición de figura.

Sin drama concluye el semestre, pendientes del juego contra Equidad, válido solo para seguir sumando en la tabla. Se llegó muy lejos. Por lo pronto, no inquieta el descenso, y se puede soñar con representar a Colombia. Es un buen balance, y el momento para que los dueños afinen lo deportivo, pues existen en una plaza importante con una hinchada enorme que jamás dejará de alentar.

Renovar el tendido, única alternativa. El trabajo arroja cosas positivas sobre las cuales se debe construir, pero es necesario invertir, tanto como acertar en las contrataciones, dándole continuidad al entrenador Herrera quien, con creces, se ganó el derecho a la permanencia. 

Hasta la próxima...