Como los antiguos titulares de prensa: Once Caldas ganó, gustó y goleó. Fue lo que hizo frente a una pobre versión del Deportivo Cali: exhibió buen fútbol, fue eficaz y aprovechó los espacios y las debilidades del oponente.

Fueron cuatro goles, pero pudieron ser seis (hubo dos balones en los palos). Primera vez con Hernán Darío Herrera que Once Caldas convierte esa cantidad en una misma fecha, inspirado en la calidad de Mateo y Alejandro García, Lucas Ríos, Michael Barrios y Dayro Moreno.

Todo comenzó desde el banco: la decisión de ubicar a Alejandro García en el puesto de Robert Mejía, vendido al balompié ruso, planteó de entrada un sistema con control del mediocampo y propuesta ofensiva, con posesión y presión arriba.

Interpretación magistral del rival. El Cali está en un limbo, rota su nómina, no tiene plantel base y da ventajas en marca al poner únicamente un volante recuperador (Fabián Ángel, bastante flojo) con Rea y Caldera que son un mar de imprecisiones atrás.

Lo absurdo es que un veterano entrenador como Hernán Torres, varias veces campeón, no hubiera corregido (el primer cambio fue a los 68 minutos). El Cali fue una vergüenza, nunca encontró la pelota, Jarlan sólo discute y la mayoría de sus jugadores están acabados.

Me acordé de Marlon, Correa, Torijano, Pico, Celis, Sherman, Pajoy, todos con pasado brillante, que aquí hicieron temer por el descenso. Igual que este Cali, lleno de nombres sin presente y candidato a perder la categoría, de la cual sólo se salvaría porque hay otros peores.

Once Caldas sacó réditos, temprano estableció la diferencia que lo llevó vencedor al vestuario, dándose un banquete en el complemento: Cardona anotó de cabeza, a lo crack, Dayro, que abrió el marcador, convirtió por partida doble, y Barrios es ahora el artillero de la Liga.

Un día de ensueño, una verdadera exhibición que no admite discusión, ni siquiera por lo paupérrimo del visitante, porque todo salió bien, con puntos altos en los aportes individuales y la realidad de la tabla: el líder absolutamente superior sobre uno de los coleros.

Con los cuatro goles, van 16 en 10 encuentros. Entre Barrios (5) y Dayro (3) han sumado la mitad y Alejo concretó contra Nacional. El resto han sido de defensores: Mateo, dos veces, Rojas, Riquett, Cardona y dos autogoles, de Aldaír Quintana y Enrique Serje.

Positivo desde lo colectivo, pero llama la atención que Palacios y Ríos, quienes estrellaron sendos remates en los palos, no hayan marcado. Al colombiano le hace falta para afianzarse y al argentino se le contabilizan pocas opciones. Tampoco lo logran Zapata ni Contreras.

A propósito de Lucas, un clásico creativo de fino manejo, evoca a Víctor Hugo del Río.

¿Alguien recuerda a Billy Arce? sublime instante, que también pone en el olvido a Sergio Palacio y Robert Mejía, ausencias que ojalá no se tengan que lamentar en un futuro. 

P.D.: Perfecto el dispositivo de seguridad montado por la secretaria del Interior de Manizales, Paula Andrea Sánchez. En Tarapacá recibieron a los revoltosos hinchas del Cali y los previnieron sobre la invasión de campo. No hicieron caso y las autoridades intervinieron evitando que fraguaran lo que han vuelto costumbre, con multas millonarias y sanción en fechas para el club y el calificativo de indeseables para ellos. La solución no es cerrar fronteras ni sacar la gente de los estadios, sino aplicar la ley y judicializar a los responsables.

Hasta la próxima...