En el 2025 se cumplen 100 años del nacimiento de don Guillermo Cano (agosto 12), el asesinado director de El Espectador, y 30 años de la muerte (mayo 14) del escultor Rodrigo Arenas Betancourt.

Desde 1988, el 9 de febrero, Día del Periodista, los nombres de Cano y de Arenas aparecen de la mano en la Noche del CPB cuando se entrega a los ganadores la estatuilla “El sacrificado” que el escultor creó en memoria del periodista sacrificado por la mafia.

También en su memoria, en 1997 se creó el Premio Mundial de Libertad de Prensa UNESCO/Guillermo Cano. Y la Fundación que lleva su nombre sigue adelante para continuar su tarea “comprometida con la paz y la libertad de expresión”.

María Elena Quintero, viuda de Arenas, recuerda que la idea de la estatuilla surgió del entonces alcalde de Medellín, William Jaramillo Gómez, quien quería rendirle un homenaje a don Guillermo.

Dios los crió y la poesía, la escultura y el azar juntaron a Rodrigo Arenas Betancourt y a María Elena Quintero, quien cuida el legado de su díscolo Rasputín como lo llamaba.

Cuenta la poeta nacida en Itagüí: “Un Ángel-Prometeo, partido por un rayo en su corazón, instalado sobre un pedestal en concreto que tenía una concavidad, de donde brotaba la cabeza de Guillermo Cano, fue el proyecto presentado a la Alcaldía. La obra se ejecutaría en dos partes: Primero el pedestal en concreto con la cabeza de Cano y luego se fundiría e instalaría en bronce la figura de 3 metros de altura del Ángel-Prometeo. Una vez puesto el pedestal con la cabeza en el Parque de Bolívar, Pablo Escobar le puso una bomba”.

Recuerda que “el CPB pidió autorización a Arenas Betancourt para reproducir en miniatura la figura del Ángel-Prometeo y entregarla como Premio de Periodismo. Durante la Administración del alcalde Sergio Fajardo, se reconstruyó la cabeza de Guillermo Cano y se instaló de nuevo en otro pedestal construido en el mismo Parque de Bolívar y en el mismo sitio donde puso la obra original”.

Para enriquecer estas líneas que tienen la pretensión de rendir un homenaje a don Guillermo, un periodista excepcional que enalteció este oficio que ejerció con ética y estética, fui a conocer el “otro pedestal”. No apareció.

La viuda de Arenas redondea así su sinfonía inconclusa por Cano: “Todavía estamos esperando a que este homenaje se concluya y ver, por fin, al Ángel-Prometeo batiendo sus alas y pidiendo libertad. La figura del Ángel-Prometeo falta. Siempre quedó pendiente. Ni Fajardo quiso completarla. Solo se hizo el pedestal con la cabeza 2 veces. Nunca se terminó la obra con la figura alada que, según el dibujo original iría en la parte superior del pedestal”.