El arte se expresa en parte en la escritura que suscita comportamientos que construyen pensamientos y cultura. Llama la atención que dos obras cumbres de la literatura Colombiana como son "Cien años de soledad" y "La Vorágine" terminen en un panorama sombrío, nada optimista o abierto al futuro.
"Cien años de soledad" acaba anotando que el pueblo que vivió cien años de soledad no alcanzó una segunda oportunidad sobre la tierra. La Vorágine cierra narración en forma escueta y fría con sus protagonistas: "Se los tragó la selva".
Por eso este tiempo en el que llega el Triduo Pascual, compuesto por los días jueves, viernes, sábado y domingo traen un realismo vital en el que asoman el dolor, la pasión, el padecer, la traición, la espada, la violencia, la injusticia, la cruel muerte, la burla, la bofetada, que da sendero para que de la oscuridad y la brutalidad humana brote el acontecimiento luminoso de la Resurrección, vida nueva, muerte de la muerte, luz que quiebra la oscuridad de una tumba, sonidos de Gloria y gozo que acallan los roncos golpes del martilleo odioso sobre la Cruz levantada por la violencia, pero convertida en trono de amor.
Estos días vemos desfilar "con la mirada puesta en Jesús" como aconseja la carta a los Hebreos, la Pasión ensangrentada, la muerte brutal en su preparación y ejecución, el silencio y la soledad del Sábado Santo y la noche que brota en luz de Resurrección que hace realidad lo dicho por Jesús: "No tengan miedo, yo he vencido al mundo".
Son días para llenar la existencia de realismo que termina no en derrotismo sino en fuerzas de vitalidad, de hombres nuevos creados al ritmo de la gesta amasada en el dolor, empapada en el amor y brotada en el arco iris de la felicidad posible.
Ernesto Sábato quien en el Túnel, su obra clásica, también expresa pesimismo y dolor, sin embargo abre su horizonte y en su obra "Antes del fin" hace suyas las palabras del célebre Ciorán: "Todo se puede sofocar en el hombre, salvo la necesidad del Absoluto, que sobrevivirá a la destrucción de los Templos".
Termina su libro anotando: "Piensen siempre en la nobleza de estos hombres que redimen a la humanidad; a través de su muerte nos entregan el valor supremo de la vida. Solo quienes sean capaces de encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido".