Hace 483 años, un 18 de julio, don Juan de Ladrilleros, un muy competente marino, fijó un asentamiento en la península de Cascajal dando así inicio a Buenaventura. Causa asombro como este hombre ubicó presisamente, esta bahía entre un sinnúmero de bahías en un época donde no había apoyo tecnico y ni siquiera los exploradores hablaban el idioma de los indígenas para hacer preguntas y obtener orientación. Era esta la bahía que tenía agua dulce, buena profundidad y camino al interior, detectando las ventajas del puerto de Buenaventura que hacen de él el más importante del país.
Por siglos Buenaventura fue un puerto sencillo de poco uso, nunca comparable con el de Cartagena, y fue con la apertura del Canal de Panamá en el año 1914, que el puerto adquierió la destacada posición que hoy ostenta. Fue tanta la fuerza de Buenaventura que jalonó detrás de sí a Cali, desplazando la antigua capital del Gran Cauca, Popayán.
Se debe celebrar un aniversario, pero no hay ánimo para hacerlo. La ciudad no puede festejar porque está sumida en grandes problemas. La sombra de la muerte cubre a Buenaventura y no se vislumbra esperanza. 
La descomposición es tal, que parece que se perdieron siglos de evolución desde un rancherío a una ciudad con leyes e instituciones y una actividad económica de gran importancia. Técnicamente Buenaventura debería ser una de las ciudades más importantes del país, ocupa el lugar de Cali, porque el dinero que le entra por las toneladas embarcadas o desembarcadas, es muchísimo. Curiosamente, el puerto se expande, pero la ciudad se fracciona. Hay mucho trabajo bien pago, pero a condición de vivir en una ciudad donde la vida no tiene valor.
Señalar a la dirigencia política como culpable del desastre es fácil, pero no creo que esa sea la explicación. Hay estructuras del mal mucho más hondas que dan como resultado que muy pocos se enriquezcan excesivamente y muchos otros sufran creyendo que están logrando algo. Seguramente este problema se vio venir hace 30 años; nadie le dio importancia, y Buenaventura como puerto vio descargar males con una fuerza corrosiva como lo fueron el contrabando y la prostitución, capacitando a una parte de la comunidad a vivir al margen de la ley. Despues llegó el narcotráfico y poco más luego los grupos armados al margen de la ley, con el solo propósito de dedicarse a su nefasto negocio. Las dinámicas de estas actividades presionan la estructura estatal haciendo florecer la corrupción en todos los niveles. 
Buenaventura está enferma mas nunca se va a morir porque Colombia necesita ese puerto y seguramente bajo esa premisa Bogotá negoció con los malos para que dejáran el puerto funcionar, dejandoles a cambio que hagan con la ciudad lo que se les antoje. 
Buenaventura está enferma, y con un enfermo en casa no se celebra. Está enferma con sus anticuerpos diezmados y todos los órganos afectados, colapsando muchos de ellos. Médicos oportunistas entregan dictámenes y recetan acetaminofén para liberarla de unos cánceres en metástasis. Otros, igualmente ilusos, se esconden detrás de complicados diagnosticos, y de esta manera justificar su inercia.
Buenaventura toda, no solo los políticos deben tomar la desisición y aplicar la ley y especialmente hacer su máximo esfuerzo en ponderar la vida, porque ponderar la vida es un acto de esperanza y fe en el ser humano.