A mí me gusta reseñar los libros de mis amigos, porque puedo aportar un empujoncito extra para ser conocidos por los lectores y de esa forma logren el impacto que deberían tener. El reseñar libros de las grandes editoriales sin recibir un sustancioso pago, se lo dejo a otros.
“Redes familiares y político-clientelares en Manizales (Colombia) 1850-1930”, lanzado por la Universidad de Caldas el mes pasado, es un libro que me exigió mucho para escribir esta reseña, ya que está saturado de innovaciones e insinúa un buen número de conclusiones. Esta antropóloga hizo un excelente trabajo basándose en todos los historiadores que han escrito sobre la Colonización Antioqueña, desde Manuel Uribe Ángel hasta Vicente Arango Estrada, y aplicó una teoría de su disciplina, logrando una nueva interpretación de ese fenómeno, el cual, hace años no sufría una innovación.
Analizó Luisa Fernanda a varios personajes que iban en esa caravana hacia el sur y con método espulgó sus lazos parentales 150 años hacia atrás y comprobó que ese proceso poblacional fue mucho más concreto de lo que la versión habitual postula. Giraldo empezó a contarle los días de vida de muchos mitos que se habían apoderado de esa época histórica, causando una claridad que solo un trabajo paciente y riguroso brinda. Ella señala que la élite de la Colonización, no fue un grupo desesperado de colonos ávidos de tierra y minas, sino un grupo humano que sabía a qué se había expuesto y tenía la certeza de lograrlo.
En las páginas del libro, el período entre 1820 y 1875, que usualmente imaginamos que sucedía en la manigua que era cruzada por unos pocos caminos que pasaban por unos pueblos que solo eran un amorfo grupo de casuchas en bahareque y techo de paja, surge una actividad comercial de un grupo de empresarios colonos, promoviendo un desarrollo inaudito en búsqueda de unos réditos económicos. Familias como los Gutiérrez, Villegas, Palacio o Arango, nótese todas ellas de Abejorral, son retratadas en función del comercio de tierras que ejercían y no del chisme o malquerencia política.
Obtener claridad acerca de lo que hicieron esos hombres en esa época nos permite entender quiénes somos hoy, expectativa que Luisa Fernanda le brinda a todo lector que se involucre en las páginas de su trabajo de doctorado.
Tuve que leer el libro en dos acometidas, la cantidad de ideas, unas que aceptaba y otro gran número que me parecían novedosas, me exigieron hacer una pausa, llegando a la conclusión de que varios autores, tenidos por clásicos en el tema, saldrán de circulación por obsoletos. Hace mucho tiempo no me había encontrado con un libro tan complejo y bien estructurado sobre la historia de la región.
No me cabe duda de que Luisa Fernanda logró plantear un libro de gran envergadura y que aportará oxígeno a torrentes al tema de la Colonización y sobre todo al asunto de la fundación de Manizales. En este caso, Fernando Alonso Ramírez puede sacar su lápiz y anotarlo en la lista de los libros más importantes del 2025 a pesar de su modesta carátula, y su afable y siempre discreta autora.