Hace unos días, un miembro de un chat de WhatsApp al que pertenezco -delicioso chat con solo 5 miembros y cuyo nombre es ‘Salud y Música’-, nos comunicó su intención de dejar de ver noticias: “Cofrades: este año he decidido que no leeré mucho sobre noticias…, generan estrés y casi siempre son negativas”. A renglón seguido, este inteligente y culto economista-empresario detalla cómo será su nueva dieta: qué suprimirá, qué mermará y con qué se quedará.

Como él, son muchas las personas que permanentemente toman esta decisión, y también muchas las que más adelante vuelven a sus hábitos de consumo noticioso de siempre.

Y como estamos rodeados y perseguidos las 24 horas del día por información, al final del día siempre se nos cuela la noticia por algún lado, y más hoy, con la cantidad tan abrumadora de fuentes: radio, TV, internet, y muy especialmente redes sociales.

Y la noticia tiene un segundo nivel: la opinión sobre los hechos, las valoraciones. Las redes sociales han creado una nueva criatura, que es más un engendro: la mezcla de los hechos y las valoraciones, un almizcle tramposo para crear una nueva realidad que corresponda a los intereses del emisor.

Este dilema de ver o no ver noticias (incluye leer y escuchar) nos presenta argumentos en ambos sentidos.

Por un lado, las noticias son un nuevo tipo de consumo, con los riesgos para el bienestar que tiene cualquier consumo malsano. La queja principal es la carga de ansiedad que las malas noticias generan en la persona, el pesimismo y sensación de derrota individual y colectiva.

Entonces la decisión de hacerlas a un lado es la reacción ante la muy dura realidad que vemos en las pantallas: Catatumbo, Casa de Nariño y Congreso, Ucrania, Gaza, EE. UU., la República Democrática del Congo, y ni qué decir del apocalipsis ambiental.

Además, es mucha la basura que se cuela. Los noticieros de TV en buena parte son banales, especialmente con la sección de farándula, la que no existe en las cadenas serias del mundo.

Por otro lado, es pertinente, útil, saber qué está pasando en la sociedad, en la política, el gobierno y el mundo.

La información nos permite tener una perspectiva de la vida en sociedad y de nuestro lugar en ella. Además, para muchas personas, por su profesión y oficio, es necesario seguir el desarrollo de los hechos. La opción de asilarse, que casi siempre fracasa, como las dietas, es como taparse los ojos para no ver lo que sucede, que inexorablemente está sucediendo.

Cada uno debe explorar su relación más conveniente con la información y las noticias. Y en ese camino contribuye escoger los medios que le entregan a uno las noticias.

En televisión los canales nacionales dan información pertinente en un 50%, pensaría, por lo cual no vale la pena repetir noticieros.

Hay que ser selectivos con los periódicos que se leen y qué noticias se leen, pues el tiempo también cuenta, y sospechar de la información que se expande hoy en Tik-Tok, Instagram, Facebook, Reels, etc., es mucha mentira la que por allí se dispara.

Y un referente de sensatez es acudir a medios internacionales reposados y con buena dosis de análisis serio, para mi gusto DW el mejor, y también CNN, BBC.