Es innegable que la actual Administración municipal heredó un sinnúmero de problemas del Gobierno anterior; el más siniestro, perverso, maligno e irresponsable en toda la historia de la ciudad. En el cuatrienio de Carlos Mario Marín la ciudad retrocedió en todos los aspectos. La persona más indicada para sacar a la ciudad del atolladero en el que estábamos es afortunadamente el ingeniero Jorge Eduardo Rojas.
Si bien es cierto que vale la pena destacar su gestión eficiente y el manejo acertado en varios frentes, no es menos cierto que para lograr el Gobierno en Serio que prometió es urgente solucionar otros problemas de marca no menor que impactan el orden y la tranquilidad de la comunidad.
1- La alteración del entorno visual causada por la acumulación de elementos no deseados o artificiales que afectan negativamente la estética, la armonía y funcionalidad del espacio, por elementos excesivos, desordenados o fuera de contexto, generando un impacto negativo en las personas, los propietarios de bienes privados que no descansan de gastar en recuperar la imagen de sus inmuebles, la ciudad y el medio ambiente. Son los grafitis no artísticos o no autorizados; en gran parte los lugares más visibles están totalmente rayados, sumado a infraestructuras mal planificadas como cables expuestos o edificios descuidados de pésima presentación.
2- La invasión del espacio público no solo de terrazas, sino, también de andenes por vendedores ambulantes en el sector de El Cable, poniendo en riesgo la movilidad de las personas de a pie.
3- Del ruido ni hablar. Tema cuestionado en varias oportunidades en este diario, pero al que nadie le mete mano por la influencia política, pues no es secreto que varios concejales y diputados en cabeza de terceros son los dueños de varios establecimientos públicos dedicados a la venta de licor, que con la música generan ruido desmedido, acompañado de personas con micrófonos incitando a la gente a gritar.
4- La falta de control al uso de la pólvora. Muchas veces alrededor del estadio y en algunos establecimientos de venta de licor en El Cable, que en horas de la noche estallan tacos, culebras y voladores.
Los habitantes de este sector no tenemos tranquilidad ni los domingos, y la pérdida del derecho al descanso viene generando alto grado de estrés, desasosiego, ansiedad, insomnio, pérdida de la paciencia; todo un problema de salubridad.
Qué debemos hacer los ciudadanos para que el alcalde haga cumplir las normas que rigen el derecho a una convivencia sana y respetuosa, ya que se observa una clara violación al artículo 33 de la ley 1801 de 2016, Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana y a la ley 599 del 2000, Código Penal Colombiano, entre otros.
¿Dónde acudir? El CAI dice que la responsabilidad es de las inspecciones de policía, y estas dicen lo contrario. ¿Para qué sirve la nueva Gerencia de la Noche? ¿Cuál es el control de las secretarías del Interior y Medio Ambiente? ¿O será esperar la ley del ruido para que la Alcaldía la aplique y no sigan prevaricando, ante esta urgencia manifiesta? Así las cosas, tenemos un Gobierno en Serio en ruido.