Es un sentimiento general, por lo menos en nuestra ciudad, que estamos en la obligación de volver a retomar el rumbo del cual antes nos sentíamos tan orgullosos, y para ello, el primer paso es dar ese cambio en el liderazgo local. Hace cuatro años la mayoría votó para elegir aquellos nuevos dirigentes que prometían un supuesto cambio, ha causado una gran frustración no solo en los que los eligieron, sino en la gran mayoría de ciudadanos.
En estos últimos cuatro años, los ciudadanos hemos expresado sentimientos de frustración política por diferentes razones. Una es la percepción que tenemos de un Gobierno local ineficiente con la responsabilidad que le fue encomendada por sus electores, que a su vez se sienten “engañados” por esas falsas promesas que recibieron; y ni qué decir por la falta de planeación, no solo en la ejecución de las obras, sino que nunca faltaron en esta Administración las prórrogas ni los sobrecostos, con graves consecuencias para las finanzas del Municipio. Hemos leído sobre diferentes denuncias ante las entidades de control e inclusive ante la Fiscalía de algunos actos de corrupción y direccionamiento de contratos, hasta ahora sin ninguna consecuencia, lo que hace sentir una falta de transparencia en la asignación de los recursos, hechos que nos llevan a generar desconfianza y falta de credibilidad en el gobernante y por ende en su equipo de trabajo.
Para la gran mayoría de manizaleños, la falta de autoridad es evidente y pareciera que cualquier ciudadano hace lo que “le da la gana”. Por ejemplo, la invasión descontrolada del espacio público a lo largo y ancho de la ciudad se volvió inmanejable; los grafitis en gran parte de las paredes de las casas y edificios en nuestras principales avenidas sin consecuencia alguna son un hecho notorio que además “afea” la ciudad; una movilidad en caos que se les salió de control, o el hecho constante de algunos conductores de transporte público y particular que se detienen en cualquier lugar generando desorden y trancones sin ninguna consecuencia o sanción; un endeudamiento nunca antes visto, no solo a nivel central como Alcaldía de Manizales sino también en varias de las empresas descentralizadas del Municipio; unos contratistas como el de la PTAR (Planta de Tratamiento de Aguas Residuales) con gravísimos problemas en su desarrollo técnico y financiero, pero sin consecuencias jurídicas ni económicas por el incumplimiento de los plazos establecidos en la ejecución del proyecto; una alta percepción de inseguridad en donde nos mantenemos en un desasosiego constante de robo o atraco; unos empresarios que se sienten desconectados con el Gobierno municipal para atender algunas de sus necesidades que no necesariamente son de inversión.
En fin, estamos en una ciudad donde se perdió la confianza, pero siempre nos hemos levantado, y este domingo es el primer paso para hacerlo. Estamos en la capacidad de escoger como nuestro próximo gobernante al candidato con mayor preparación y experiencia por la solidez de sus argumentos y la capacidad de cumplir con lo prometido, a aquel que sabemos cuenta y contará con un gran equipo para ejecutar lo que ofrece, de allí que no podemos ser apáticos en estas elecciones, hay mucho en juego, debemos enfocarnos en votar y hacerlo bien. Debemos apoyar con el voto a ese político competente y confiable por lo que ha demostrado en el trasegar de su carrera política. Un alcalde no podrá solucionar todos los problemas que recibirá de nuestra ciudad en cuatro años, pero sí puede retomar el rumbo de lo que fuimos y volveremos a ser como ciudad, ante nosotros mismos, ante la región, ante el país e inclusive ante el mundo entero.
Hay que tomar posiciones y lo hago apoyando y votando por un candidato que ama a su familia, su ciudad, su departamento, su país; por una persona que cuenta con la experiencia suficiente en lo público, toda vez que fue Concejal de Manizales, secretario de Obras Públicas, alcalde de Manizales y ministro de Transporte. Pero no es solo por los cargos que ha ostentado que todos son muy honrosos, es por los buenos resultados alcanzados en el desempeño de los mismos. Solamente por resaltar algunos, cuando fue alcalde de Manizales entre los años 2012-2015 puso a Manizales en el primer lugar a nivel nacional en calidad de vida en Colombia de acuerdo con “ciudades cómo vamos”, e inclusive cuando terminó su administración, contaba con el 84% de favorabilidad, calificado por nosotros mismos los ciudadanos; además nos sentíamos seguros y con altos indicadores de confianza con la primera autoridad del municipio. En estos momentos de desesperanza bien nos vale tener a alguien que recupere en los manizaleños la confianza, teniendo de nuevo en Manizales un Gobierno en serio. Por estas y más razones, mi voto y el de la gran mayoría de manizaleños será por Jorge Eduardo Rojas para la Alcaldía de Manizales 2024-2027.