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Por donde se le mire, lo ocurrido en Venezuela en abril del 2002 fue un grave error. Tras un fallido golpe de Estado al entonces presidente Hugo Chávez Frías el 11 de ese mes, el mandatario regresó al poder fortalecido y ansioso de venganza contra los golpistas el 14 de abril. Ese fue un momento de la historia venezolana que se convirtió en un punto de quiebre que terminó conduciendo a la tragedia que se vive hoy en ese país, donde el Palacio de Miraflores está ocupado por Nicolás Maduro, sucesor de Chávez.

Ese crítico momento de hace 20 años se gestó desde la gran marcha del 23 de enero del 2002, cuando cerca de 200 mil personas salieron en Caracas a protestar contra el gobierno de Chávez, quien había llegado al poder en 1999 en unas elecciones democráticas. La contundente expresión popular hizo tambalear la administración chavista, al punto de que altos funcionarios del gobierno renunciaron a sus cargos poco después y mandos militares salieron, inclusive, a exigir la renuncia del presidente.

Luego, el 11 de abril, opositores y seguidores de Chávez protagonizaron violentos enfrentamientos en las calles, alrededor de la casa presidencial. 19 ciudadanos murieron y 69 fueron heridos durante las revueltas, y ante esto un grupo de militares lideraron la salida a la fuerza del mandatario, quien fue llevado preso a una base militar en Caracas. Horas después Pedro Carmona, presidente de Fedecámaras, un gremio privado, fue investido como presidente interino.

El nuevo gobernante derogó, de inmediato, las leyes decretadas durante el gobierno de Chávez, disolvió el Parlamento, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo, y asumió poderes plenipotenciarios, lo cual fue considerado excesivo por gran parte de la Comunidad Internacional, que terminó presionando el regreso de Chávez al poder, lo cual se produjo el 14 de abril. Antes de eso, el mandatario fue llevado primero a la base naval de Turiamo, y luego a la Isla La Orchila.

La reacción de los seguidores chavistas fue violenta y contundente, logrando que los golpistas abandonaran el Palacio de Miraflores, lo cual facilitó que el 13 de abril el vicepresidente, Diosdado Cabello, se posesionara como presidente provisional, y que en la madrugada del 14 de abril Chávez fuera liberado por un comando militar afecto a su gobierno, y trasladado a Caracas, donde retomó el poder Ejecutivo. Antes de eso, Chávez había pedido un avión que lo llevara a Cuba, el cual le fue negado. Hay quienes piensan hoy que la negativa fue un grave error en ese momento.

Fueron hechos de convulsión que, infortunadamente, condujeron a una mayor polarización en el país, y a la radicalización de las determinaciones de Chávez, hasta el punto de perpetuarse a la fuerza en el poder hasta el momento de su muerte en el 2012. Con la llegada de Nicolás Maduro al poder el panorama empeoró, porque sin el carisma del líder el sucesor terminó imponiendo métodos menos creativos para quedarse en Miraflores y llevando al país a una crisis económica y social que terminó expulsando a cerca de 5 millones de venezolanos hacia todo el mundo, de los cuales cerca de 2 millones terminaron en Colombia.

Es así como el grave error de hace 20 años terminó convirtiéndose en nuevas y peores equivocaciones que también han afectado gravemente a Colombia durante todo este tiempo, sin que hasta ahora se hallen soluciones viables a la larga crisis que vive el vecino país.