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Se cumplen hoy dos décadas de la caída de las Torres Gemelas en Nueva York, luego de un ataque terrorista con aviones ocupados por pasajeros inocentes, quienes murieron a causa de pilotos suicidas que tomaron el mando de las naves, con el propósito de generar el caos estrellándolos contra esos edificios, símbolos del poderío económico de los Estados Unidos.

Además de los ocupantes de los aviones, en estos hechos murieron 2.753 personas que estaban en las torres durante la mañana del 11 de septiembre del 2001. En total fallecieron cerca de 3 mil personas ese día, cuando también fue chocada una aeronave contra el Pentágono, en Washington, y otra cayó en un paraje del estado de Pensilvania, tras el forcejeo de los pasajeros con los pilotos terroristas, según se pudo establecer después.

Hasta ese momento el bombardeo japonés a Pearl Harbor en Hawai, en 1941, el cual llevó al ingreso de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, era el peor ataque externo a ese país norteamericano en su historia. Este hecho violento, protagonizado por 19 fanáticos radicales del islamismo de Al Qaeda, por órdenes de Osama Bin Laden, significó un brusco viraje en la historia, con transformaciones en todos los ámbitos, especialmente en la política, la economía y la sociedad, no solo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo, y sus efectos aún se sienten y se seguirán sintiendo por mucho tiempo.

Un asunto que cambió de manera definitiva fue la lucha contra el terrorismo y los problemas de seguridad en el planeta. La fracasada intervención de los Estados Unidos en Afganistán, de donde retiró sus tropas recientemente tras dos décadas perdidas en su lucha contra los extremistas, también hace parte de esta historia de transformaciones profundas, que nos dejan grandes lecciones, que ojalá aprendamos. Lo más complicado es que con los talibanes otra vez en el poder en ese país asiático el riesgo de que el terrorismo internacional se fortalezca es real, y frente a ello el mundo tiene que estar preparado.

No podemos olvidar los lamentables hechos que desde ese momento, cuando apenas comenzaba el siglo XXI, surgieron en distintos puntos del mundo con cobardes ataque terroristas especialmente en Europa, donde los yihadistas han generado terror y caos en múltiples ocasiones. Si bien hoy organizaciones criminales como el Estado Islámico están relativamente diezmadas, lo ocurrido en Afganistán podría generar la sensación de que esos grupos pueden derrotar a la principal potencia del mundo y reactivar riesgos de que situaciones como la de las Torres Gemelas se repitan. Después de 20 años, y pese a todos los avances tecnológicos y herramientas de inteligencia, la vulnerabilidad sigue presente.

En casos como el de Colombia, en el que el más peligroso grupo de ese tipo, las Farc, se desmovilizaron, se ha tenido un respiro importante en cuanto al terrorismo. Las acciones violentas del Cartel de Medellín, con Pablo Escobar a la cabeza, también son lejanos recuerdos que no pueden repetirse. Sin embargo, persisten organizaciones criminales con posibilidades de hacer mucho daño, como ha ocurrido con el Eln y sus ataques a bases militares, por lo que es fundamental trabajar más en garantizar la seguridad. Ahora bien, tampoco se puede olvidar que lo ocurrido con las Farc es resultado de un proceso de mano dura seguido por diálogos de paz. Es una lección que no puede olvidarse.