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De acuerdo con la vicepresidenta de la República y ministra de Relaciones Exteriores, Marta Lucía Ramírez, Colombia acogerá a unos 4.000 ciudadanos de Afganistán, quienes colaboraron con los Estados Unidos y la OTAN, desde el 2001, cuando se emprendió la tarea de buscar en ese país al líder terrorista Osama Bin Laden, autor del atentado a las Torres Gemelas en Nueva York, y quien fue protegido por los talibanes.

En coordinación con los Estados Unidos, el gobierno colombiano abrió las puertas para que este grupo de afganos llegue al país siguiendo, desde luego, todos los protocolos de bioseguridad frente a la pandemia de la covid-19, y con un permiso humanitario temporal, mientras hacen tránsito hacia el país nortamericano, que pretende darles visa de refugiados. Es un gesto humanitario que los colombianos debemos sentir como propio, y entender el grado de vulnerabilidad en el que se encuentran estas personas.

Se ha previsto que estos afganos permanezcan, principalmente, en Bogotá, en algunos hoteles y centros de hospedaje especial cuyos costos serán asumidos totalmente por los Estados Unidos. No obstante, ciudades como Barranquilla y Cali también podrían recibirlos, ya que las autoridades locales han manifestado la voluntad de brindar esta ayuda a quienes huyen de un régimen que es especialmente peligroso para ellos.

En medio de esta coyuntura es lamentable leer en redes sociales y escuchar de algunos colombianos expresiones xenófobas frente a la llegada de los afganos. Es, en verdad, vergonzoso el tratamiento que algunos les dan a estas personas que están saliendo de su país a salvar su vida, porque bien sabemos que tras la retirada de los Estados Unidos y de la OTAN, el poder en Afganistán está ahora en manos de los talibanes, quiénes son un riesgo no solo para quienes huyen, sino para el mundo entero. Lo que se necesita ahora con urgencia es solidaridad y un mínimo sentido de respeto.

 Además, Colombia no es el único país de Latinoamérica que acogerá de manera transitoria a estas personas. México, Chile y Costa Rica también van a brindar protección a los afganos en tránsito. Albania, Canadá, Kosovo, Macedonia, Polonia, Catar, Ruanda, Ucrania y Uganda serán otros países de acogida. Debemos, por el contrario, hacer todo lo que esté a nuestro alcance, como país, para que se sientan respetados y apoyados en Colombia. Conscientes de nuestra historia de violencia debemos ser más sensibles a su dura realidad, y actuar en consecuencia.

La realidad de estos ciudadanos asiáticos es realmente difícil, ya que tendrán que construir de cero un nuevo proyecto de vida al lado de sus familias. Incluso, nuestro país podría prestar una ayuda adicional durante su permanencia aquí, y que no solo Colombia sea un lugar de paso, sino un punto de partida que les permita asegurar en el futuro una vida mejor para ellos y para el resto de la humanidad.