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Hace un año, con razones de peso, el alcalde Carlos Mario Marín fue criticado por haber presentado al Concejo Municipal un proyecto de presupuesto para el 2021 con profundas falencias, incoherencias y vacíos que llevaron a que, ni siquiera la bancada de gobierno, le diera el visto bueno. De hecho, al no ser aprobado en esa corporación, no quedó más remedio que acudir a la llamada dictadura fiscal, en la que el mandatario tuvo que emitir el presupuesto por decreto, pero obligado a que cada una de las decisiones presupuestales importantes tuvieran que ir este año a solicitar la aprobación de los concejales.

Justo es reconocer que esta vez se hizo bien la tarea, a la luz de la aprobación unánime que recibió el proyecto de presupuesto para el 2022. Esto indica que hubo, en realidad, un aprendizaje de la mala experiencia pasada y que se tuvieron en cuenta los reparos de hace un año para no repetir errores. Para esta ocasión, gracias a que hay un cálculo más ambicioso de ingresos por vías de impuestos locales, además de un crédito para reactivación y mayores transferencias nacionales, se calcula que se tendrá un incremento del 27% en inversión, llegando a los $583 mil 121 millones. De hecho, el total de rubros pasó de $745.092 millones este año a $881 mil millones para el próximo año, un incremento del 18,24%.

También fue importante que la Administración Municipal haya escuchado las observaciones de todos los sectores y que haya aplicado los cambios correspondientes, que dejaron satisfechos a la mayoría de quienes plantearon la necesidad de ajustes. Esa actitud de buscan consensos, en lugar de tratar de imponer criterios a la fuerza, es el camino acertado y pertinente que debería acompañar al actual gobierno en sus distintas actuaciones.

En el presupuesto está previsto que una buena cantidad de recursos se destinarán a las obras públicas durante el próximo año (relacionadas con la movilidad, los parques, escenarios deportivos y el espacio público), lo cual debe impactar favorablemente en la generación de empleo en la ciudad. Es fundamental que en el 2022 se creen nuevos escenarios de reactivación económica, con los que no solo se recupere el terreno perdido durante la pandemia de covid-19, sino que permita superar las cifras prepandémicas y avanzar con mayor velocidad en el desarrollo de la ciudad.

Un punto clave es que el presupuesto esté distribuido por programas y líneas estratégicas, lo que da claridad acerca de cómo se harán las inversiones, que también tendrán a los sectores de la salud y la educación, así como el fomento de la competitividad como prioridades. El 2022 deberá caracterizarse por las numerosas ejecuciones y avance real en el cumplimiento del Plan de Desarrollo, sin campo para las frustraciones.

A partir del 31 de diciembre próximo estaremos ya en la segunda mitad del gobierno del alcalde Marín y la urgencia de que la ciudad vea con mayor claridad las realizaciones es innegable. Esperamos que los recursos comprometidos sean invertidos con eficiencia y garantías de calidad en los resultados, y que los manizaleños veamos que la ciudad avanza positivamente.