Causa enorme tristeza y desazón que ocurran situaciones como la denunciada por el gerente del Hospital Santa Sofía, Carlos Alberto Piedrahíta, acerca de la amenaza en contra de la médica María Cristina Florián, coordinadora de la unidad de cuidados intensivos de ese centro asistencial. ¿Cómo es posible que haya alguien que piense en usar la violencia en contra de una profesional médica, que día a día expone su vida con el único afán de salvar de la muerte a quienes llegan a la UCI afectados gravemente por la covid-19?
Este lamentable episodio que, según el gerente, tiene origen en familiares de una persona que murió allí a causa de esa enfermedad, nos tiene que llevar a reflexionar acerca de la importancia de valorar de mejor manera la labor que desarrolla el personal médico en esta emergencia, y que muchas veces, como se ha denunciado, resulta estigmatizado o atacado por personas que en medio de su ignorancia sacan conjeturas falsas y descabelladas, como si algún galeno disfrutara con la muerte de sus pacientes.
No podemos olvidar nombres como los del médico de urgencias Carlos Nieto y el anestesiólogo William Gutiérrez, quienes en abril, cuando apenas arrancaba esta pandemia, murieron contaminados por el coronavirus en su afán de luchar por las vidas de sus pacientes. En esa época también se vieron casos de rechazo al personal médico en otros lugares del mundo, donde fueron estigmatizados como si personificaran la peste. Por fortuna hoy sus elementos de protección evitan que se contagien con tanta facilidad y, en ese sentido, también hemos entendido que los necesitamos y debemos valorarlos de mejor manera.
Sin embargo hay casos como el denunciado, en el que pese al dolor que puede sentir una persona por el fallecimiento de un ser querido, es inaceptable que pretenda tomar represalias contra el personal médico. Esa es una actitud criminal que tiene que ser rechazada e incluso investigada y castigada por las autoridades. Eso es algo para lo que no existe justificación alguna, y que no debería pasar con quienes arriesgan su propia vida en beneficio de la sociedad. Si es inhumano estigmatizar al personal médico por ser supuestos vehículos de contagio, es criminal amenazarlo por una supuesta responsabilidad en la muerte de un paciente.
Este es el momento en que todos debemos luchar contra la pandemia de la covid-19. En el caso de Caldas estamos justo en el momento en que las cifras de contagio están en ascenso y las unidades de cuidados intensivo podrían empezar a recibir más pacientes con la enfermedad. Ojalá no llegue el momento en que haya saturación y no ocurra lo de otras regiones del mundo en las que los médicos han tenido que decidir en medio de la emergencia a qué pacientes se les da prioridad de vida.
Ni siquiera en esos casos tan críticos, en los que hemos visto a médicos llorar por tener que tomar este tipo de decisiones, se justifica que alguien pueda responsabilizarlos por la muerte de un familiar. Por eso, tenemos que cuidarlos, protegerlos, valorarlos, tener solidaridad con ellos... ojalá tuviéramos muchas más personas en nuestra sociedad tan valiosas como la doctora Florián.