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En las semanas recientes se han dado en el mundo fenómenos económicos coincidentes, que tendrán repercusiones económicas significativas, para bien y para mal, y que deberán ser observados y analizados con detenimiento. Nos referimos a un precio creciente de las materias primas, en general, y a un nerviosismo general en los mercados, debido a que en varias regiones de Europa y Asia vuelven a dispararse las cifras de contagios de covid-19, lo que ha llevado a varios países a endurecer, de nuevo, las medidas de restricción de contacto social.
En Colombia esta realidad se ha visto reflejada, entre otros, en un alza acelerada de la cotización del café en la Bolsa de Nueva York, consolidando su precio en cerca de 2,30 dólares la libra. Además, la tasa de cambio viene en una tendencia alcista, que la llevó a estar muy cerca de los $4 mil por dólar.
Ambas circunstancias ofrecen reflejos en el comportamiento económico, en general, con beneficios para los exportadores, pero también graves problemas para quienes dependen de las importaciones, o para quienes pretenden viajar al exterior. Un dólar caro también implica un peso más débil, lo cual puede ser un obstáculo para el cumplimiento de las metas de inflación, lo cual afecta principalmente a quienes tienen un menor poder adquisitivo.
En el caso de los cafeteros, la alta cotización internacional ha permitido que el precio interno de la carga del grano de 125 kilos se ubique por encima de los $2 millones, un registro considerado inusitado. Pese a que ya casi toda la producción del año se recogió (cerca del 80% en Caldas) y se vendió a precios más bajos, la coyuntura sí ha servido para que los caficultores reciban más recursos de lo acostumbrado, aunque no en las proporciones que algunos piensan, ya que el volumen de producción no ha crecido (y más bien ha tendido a bajar) desde hace unos 3 años. Incluso, el tamaño de las exportaciones de café este año, igual que en el global de las ventas al exterior, cayeron con respecto al 2020 en 23,6%, al corte de septiembre.
Cuando la causa del alza de la cotización mundial del café está claramente definida, y está relacionada con la escasez del grano en el mercado, debido al desplome en la oferta de café de Brasil, el principal productor mundial, y bajo las posibilidades de que la cotización siga alta, deben hacerse todos los esfuerzos para aumentar la producción nacional y lograr mayores beneficios para las cerca de 500 mil familias que se dedican a este cultivo.

Es un propósito que debe corresponder a una estrategia bien cimentada para los próximos años, a la par que se garantice una mayor productividad y rentabilidad de la caficultura, y que también signifique una actitud de ahorro y sostenibilidad de esta actividad económica. La coyuntura económica es compleja, llena de contrastes que no pueden descuidarse, y frente a los cuales se tiene el desafío de avanzar en una mayor solidez de la caficultura y una mayor capacidad de reacción en la búsqueda de mejores posibilidades. Este será un tema a tener en cuenta en el Congreso Cafetero que se realizará en dos semanas.