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La reactivación económica es, realmente, una tarea compleja para el país, y con mayor dificultad en las regiones. Recuperar la dinámica después de una pérdida de empleos y una desaceleración económica tan significativa como la que se tuvo el año pasado, a causa de las restricciones por la pandemia covid-19, no es tarea fácil. 
Por esto hay que resaltar que, en medio de un panorama tan azaroso, las empresas manizaleñas luchen y persistan para no dejarse vencer por la adversidad. Eso es lo refleja el informe de la Cámara Comercio de Manizales, con corte a julio de este año, en el que se comparan los primeros siete meses del 2021 con igual periodo del 2020 y del 2019, antes de la emergencia sanitaria. Se están creando más empresas y las cancelaciones se mantienen en cifras normales.
Tranquiliza que se perciba confianza en las posibilidades de crecimiento local y regional, es un signo de optimismo en el futuro que alimenta de manera positiva los ecosistemas de producción y muestran un tejido empresarial del que debemos sentirnos orgullosos. Después de una situación tan difícil como la que se vivió el año pasado estamos ante un hecho real, concreto y favorable a la reactivación en todos los sectores.
Desde luego que hay muchos pendientes, especialmente, en materia de empleo, porque Manizales no ha podido recuperarse de manera plena y alcanzar, al menos, la cifra de desempleo de antes de la pandemia. Sin embargo, es comprensible que haya mucha cautela, gran precaución antes de entrar a la ampliación de plantas físicas y la creación de nuevos puestos de trabajo. Estamos frente a un escenario en el que la pandemia todavía no ha sido superada y persisten numerosas incertidumbres en materia de salud.
A esto hay que sumar que estamos ad portas de unas elecciones marcadas por la polarización, en la que los riesgos de la reaparición de la violencia no pueden ignorarse. Lo más sano en estos momentos es persistir en dar la cara y seguir adelante, pero con prudencia y cautela. Si ya se logró superar el camino más difícil que nos deja la pandemia, no hay motivos para perder el optimismo cuando hacia adelante lo que se ve es la posibilidad de la recuperación. Habrá que superar grandes obstáculos, sin duda, pero no es el momento de bajar la guardia.
Mantener el impulso durante los próximos meses permitirá que en poco tiempo se recupere por completo el ritmo productivo en los diferentes sectores de la economía. Lo fundamental es que se mantengan positivas las expectativas, que creamos en nuestras posibilidades y afiancemos la confianza en el país y sus instituciones. Hay un rebote general de la economía, que se evidenció con el crecimiento del segundo trimestre de este año, ojalá que tanto los estímulos al empleo, como la reforma tributaria que hace trámite en el Congreso le den un impulso a esta dinámica que se está viendo.