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Los chilenos saldrán hoy a votar para escoger al próximo presidente de la República, en remplazo del centroderechista Sebastián Piñera. Los candidatos son el izquierdista radical Gabriel Boric y José Antonio Kast, de extrema derecha, quienes encarnan ideologías políticas que ya han tenido su momento de poder en el pasado de ese país, con malos resultados. Por eso, es que las elecciones de hoy despiertan tanto interés para el continente y el mundo.
 Los términos “inestabilidad”, “odio”, “comunismo”, “pinochetismo” y “violencia”, entre otros, hicieron parte de los discursos de cierre de campaña esta semana de ambos candidatos, quienes se señalan uno al otro de ser las peores opciones para los chilenos en estos momentos. Cunden las ofensas y las noticias falsas en las redes sociales para tratar de desprestigiar al oponente.
 Lo más complicado es que las distintas encuestas muestran un empate técnico, lo cual significa que el ganador se definirá por unos pocos votos y muy probablemente vengan todo tipo de alegatos tras los resultados. Así mismo, la polarización entre visiones extremas de lo que debe ser el país tenderán a agudizarse en los meses venideros.
 Debemos recordar que, en la primera vuelta, el 21 de noviembre, Kast picó en punta con un 27,9% de los votos, mientras que Boric alcanzó el 25,8% de los respaldos en las urnas. Eso muestra la gran división que se tiene hoy en la sociedad chilena, donde también el restante 45% se ubica entre indecisos e indiferentes, cuyo comportamiento hoy podrá dar una orientación definida a Chile que, en cualquiera de los dos escenarios, evidencia un panorama inquietante.
 Es lamentable que este país suramericano, que ha sido ejemplo de estabilidad y desarrollo en las décadas recientes, viva hoy esta disyuntiva. Así como es indeseable que regresen al poder sectores de gran cercanía ideológica al extinto dictador Augusto Pinochet, también preocupa que se pueda instalar en Chile un gobierno afín al llamado Socialismo del Siglo XXI. Lo peor que puede pasarle a una sociedad es que medio país quiera anular a la otra mitad, como parece ser el sino de los chilenos.
 Es triste, además, que esto ocurra cuando hace unos meses los ciudadanos en las calles lograron que se generara un nuevo proceso constituyente, para emitir una nueva carta política más progresista y respetuosa de los derechos humanos, con el propósito de fortalecer la democracia. Ojalá que, pese a las naturales prevenciones del presente, quien gane gobierne con moderación y entendiendo que será el presidente de todos los chilenos, incluso de quienes los critiquen. 

Para los colombianos, que el próximo año elegiremos nuevo Congreso y nuevo presidente de la República, lo que pasa en Chile es un buen espejo para evitar caer en los mismos errores, en los que las polarizaciones y los radicalismos logran dividir la sociedad en forma grave y poner en riesgo la tranquilidad democrática. Aquí sí que tenemos desafíos, para entre todos, poder derrotar a todos esos sectores que persisten en alimentar los odios y las violencias.