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La decisión del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de enviar a funcionarios de la Casa Blanca a conversar con Nicolás Maduro a Venezuela, en medio de la necesidad de asegurar el acceso a petróleo, debido a la crisis energética que afronta el mundo por las implicaciones de la guerra en Ucrania, borra de un solo golpe la agenda política que los estadounidenses habían fijado, al lado de Colombia, ante el régimen del líder chavista.
Pudieron más los intereses de la economía que la bandera de defensa de la democracia que se venía esgrimiendo, con el objetivo de lograr la salida de Maduro y permitir que el pueblo venezolano pudiera elegir nuevamente a sus gobernantes de manera democrática. También, pudieron más los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos frente a Rusia, ya que de esta manera se buscaría alejar la posibilidad de que los rusos usen a Venezuela como trampolín en su contra.
Este jueves Biden se encontrará en Washington con el presidente colombiano, Iván Duque, y en el primer punto de la agenda tiene que estar este viraje que deja a Colombia sola en su discurso de rechazo al régimen de Maduro. Desde hace un tiempo veníamos insistiendo en la necesidad de que nuestro país reestableciera las relaciones diplomáticas con Venezuela, en busca de resolver los problemas comunes en la frontera, pero al no ser iniciativa colombiana este cambio, será complicado para nuestro país solo plegarse a lo liderado por Biden.
Si bien se asegura que los Estados Unidos continuarán reconociendo a Juan Guaidó como el presidente legítimo de Venezuela, tal parece que ese solo es un argumento de negociación ante Maduro, a quien el gobierno estadounidense necesita cerca ahora. Evidentemente, en la Casa Blanca se tiene ahora el convencimiento de que solo por las vías diplomáticas pueden lograr algún cambio en Venezuela, pero sobre todo asegurar el suministro de petróleo y neutralizar a Rusia en su intención de lograr espacios en América.
El propósito excesivamente pragmático del gobierno estadounidense es tan claro que también hay acercamientos en este momento con Arabia Saudita, gran productor del crudo en el Medio Oriente, para hacerle frente a las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania, que viene ocasionando tantos problemas al sector energético en el mundo. El orden de prioridad en la defensa de los Derechos Humanos y de la democracia tiene un cambio significativo para los Estados Unidos en el actual escenario mundial.

Cuando al presidente Duque solo le quedan cinco meses de gobierno, y en medio de un ambiente electoral desfavorable a su gestión, la brusca determinación de la Casa Blanca obliga a realizar ajustes que no serán sencillos en los actuales momentos. Tal vez una pequeña dosis de pragmatismo sea necesaria en el actual marco de la realidad mundial, pero sí es lamentable que sea el riesgo económico el que termine echando por la borda una agenda política que claramente ha fracasado.