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La semana pasada fueron presentados en Manizales, Caldas y Colombia varios programas que tienen a los jóvenes como epicentro. En un país en el que el desempleo juvenil, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), terminó el primer semestre del año en 23,3%, muy por encima del promedio del desempleo general, la conclusión es que se necesita hacer mucho en el país para derrotar esa dura realidad.

Más aún, si tomamos en cuenta que antes de la pandemia el desempleo entre los jóvenes estaba en 17,2%, también muy por encima del promedio general de desempleo de esa época. Lo que evidencia que estructuralmente hay variadas y numerosas falencias que deben ser atendidas si queremos que nuestros jóvenes se conviertan en aportes positivos y constructivos para el país. De otra manera, infortunadamente, estaríamos incubando más y mayores problemas en la sociedad colombiana.

En Manizales, la Alcaldía firmó el Pacto por los Jóvenes, consistente en un plan para fortalecer el empleo juvenil, el acceso y permanencia en el sistema educativo, la participación y las expresiones artísticas y el deporte, para el que se pretende invertir $21 mil 832 millones. Un asunto clave es que para la creación de este plan se hayan tenido varias reuniones con voceros de grupos juveniles que aportaron ideas fundamentales. Son iniciativas que es clave trasladarlas del papel a los hechos lo más pronto posible, y que eso se traduzca en cambios concretos en las estadísticas y beneficios reales para la sociedad.

En Caldas, también la Asamblea Departamental aprobó la semana pasada la creación del programa Caldas labora joven, con la que se pretende atacar el desempleo entre esta población. Así, del total de los contratos de prestación de servicios que tiene el gobierno departamental mínimo el 20% será para jóvenes de 18 a 28 años, no se les exigirá experiencia para contratarlos, a los varones no se les exigirá la libreta militar, y a los 50 practicantes se les reconocerá un salario mínimo legal mensual vigente, al menos. A estas iniciativas, producto de las peticiones de los jóvenes, hay que darles continuidad y que no tomen rumbos diferentes, con propósitos que no sean los originales.

En el plano nacional también se hizo un Conpes de Juventud en el que estarán comprometidos recursos por $33,5 billones, para el beneficio de jóvenes entre los 14 y 28 años. Se buscará fortalecer sus competencias y proyectos de vida, para así vincularlos en el desarrollo social, político, económico, ambiental y cultural del país. De manera concreta se buscarán avances en educación gratuita, trabajo y emprendimiento, vivienda, acceso a actividades para el aprovechamiento del tiempo libre, formación de habilidades para el siglo XXI, participación en las decisiones que los afectan y en salud. Se busca llegar a 13 millones de jóvenes en el país con estos beneficios.

Estas son iniciativas bien intencionadas que, no obstante, tienen que convertirse en políticas públicas en los distintos niveles, si realmente queremos que la realidad colombiana cambie, y que los jóvenes en general tengan acceso universal al sistema educativo sin restricciones y que logren emplearse cuando adquieran los conocimientos y competencias para hacerlo. En la medida en que haya cumplimientos reales en todos los aspectos comprometidos, los motivos de protestas en las calles disminuirán y podremos tener un país mejor.