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Tras el retiro del proyecto de reforma tributaria y la salida de Alberto Carrasquilla del Ministerio de Hacienda, el presidente Iván Duque llamó a una reunión con todos los partidos políticos, incluidos los de oposición, para acordar un nuevo texto. Desde distintos sectores se afirma que eso aún no es suficiente, y que es importante que no solo salgan más funcionarios del gobierno que son vistos como piedras en el zapato para un consenso, sino que en la mesa de concertación haya representantes de todas las fuerzas vivas de la Nación, no solo de los partidos políticos. Se habla, inclusive, de un gabinete de unidad nacional. En el nuevo proyecto de reforma que se pacte, además de los recortes que el Ejecutivo ya anunció que quitaría como el IVA a los servicios públicos y la ampliación de la base para el pago de renta, debe propenderse por la progresividad tributaria que lleve a que quienes más tengan más contribuyan, para avanzar en la equidad se necesita. Esta es la oportunidad para que el presidente, como producto de una discusión profunda en la que se tengan en cuenta todos los puntos de vista, asuma decisiones para revertir el avance de la pobreza y proteger a los menos favorecidos.
 Desde los sectores políticos se necesitan aportes sensatos y equilibrados, sin cálculos electorales ni populismos, pero sí que estén enfocados en la posibilidad de un acceso más rápido de todos los hogares colombianos al bienestar y el sostenimiento mínimos. Se necesita un gran sentido de grandeza de los líderes, para que el país pueda avanzar hacia la dirección correcta; debe entenderse que en las actuales circunstancias la arrogancia no sirve de nada. Hay que ser realistas y trabajar bajo esos presupuestos sin que se asuman posiciones tozudas que vayan en detrimento del crecimiento económico, pero tampoco de las opciones de desarrollo humano equilibrado.
 Es innegable que para atender la actual emergencia sanitaria y sus consecuencias han sido necesarias grandes inversiones, y que es crucial que los distintos programas sociales puedan continuar, y hasta incluso ser más ambiciosos en la consecución de recursos para financiarlos, tomando en cuenta datos tan preocupantes como el incremento de 6,8 puntos porcentuales en la pobreza monetaria durante el último año en Colombia.
 Se necesita una reforma que esté orientada, principalmente, a proteger a los más vulnerables durante esta pandemia, no solo por vía de subsidios, sino, sobre todo, generando oportunidades para el empleo. Hay que avanzar, pues, en un consenso alrededor de lo fundamental, que trascienda la reforma tributaria y asegure que asuntos clave para el país como la salud y educación con calidad, el desarrollo del campo, la implementación del acuerdo de paz, el respeto a los derechos humanos y la austeridad en el gasto sean prioridades con estrategias claras.
A la par con esto, hay que rechazar las vías de hecho y las acciones violentas como mecanismos desestabilizadores. En el caso de Manizales, lamentamos el vandalismo del fin de semana, en el que unos pocos desadaptados generaron el caos, destruyendo propiedades y negocios que dan empleo a muchas familias, con lo que solo se logra profundizar los problemas en lugar de hacer aportes constructivos. No cabe duda acerca de que hay muchos reclamos por hacer, y que son asuntos que vienen sin resolverse desde hace tiempo, pero, así como no es posible apagar el fuego con fuego, tampoco se van a remediar los problemas sociales creando terror y violencia.