El martes comenzó en Nueva York (tras dos años de ausencia) la 76ª Asamblea Anual de las Naciones Unidas, en la que los líderes del mundo han tenido su momento para expresar su visión de los temas que consideran más importantes en la actual coyuntura. La pandemia del coronavirus y el imparable cambio del clima en la Tierra han sido los asuntos predominantes. La crisis en Afganistán y los conflictos en el Medio Oriente también han estado en la agenda.
Contrario a lo que pasó en el 2019, cuando los pronunciamientos belicosos predominaron, esta vez el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en su primera participación en ese escenario como gobernante, usó un tono moderado e incluso aseguró que no le interesa una nueva Guerra Fría. Entre tanto el líder chino, Xi Jinping, también se mostró calmado y de manera pausada se refirió a lo que ha significado para su país la pandemia de covid-19 y se mostró interesado en avanzar en la protección del medio ambiente. Muy diferente a lo que ocurrió cuando Donald Trump estaba en la Casa Blanca.
Esta vez, si bien no todos los líderes que normalmente acuden a esta cita se desplazaron a Nueva York, y muchos prefirieron hacer sus alocuciones por medios digitales, unos 100 mandatarios hicieron presencia en el importante evento. Un asunto pintoresco es que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no ha podido participar de lleno ante las restricciones que se tienen en la sede de la ONU y en Nueva York para quienes no se han vacunado contra la covid-19.
El tono conciliador usado por Biden, con la intermediación de la ONU, podría abrir puertas para que Estados Unidos y China limen sus asperezas y avancen hacia un trabajo coordinado en la lucha contra el cambio climático, aunque es natural que persistan sus naturales diferencias en materia comercial e ideológica. Al afirmar que quiere abrir una nueva etapa diplomática, el líder estadounidense hace una invitación a bajar los ánimos y a tratar de encontrar acuerdos en distintos aspectos donde hay visiones diferentes.
También hay que resaltar que Xi Jinping haya anunciado que su país dejará de financiar y construir centrales termoeléctricas de carbón en el extranjero. Para muchas multinacionales del sector es un baldado de agua fría, pero desde el punto de vista ambiental parece un buen compromiso, como también lo es que para finales del año China fabricará 2 mil millones de dosis de su vacuna Sinovac contra la covid-19. Como colofón de su intervención, en tono amistoso, manifestó que su país nunca invadiría ni intimidaría a otros, ni buscaría la hegemonía.
Contrario a los tonos moderados de Biden y Xi Jinping, el venezolano Nicolás Maduro no ahorró epítetos para seguir escalando sus discursos agresivos. Mientras tanto, Duque aseguró que desconfía del diálogo abierto en México entre “la narcodictadura” chavista y la oposición, y llamó a Maduro el “Slobodan Milosevic latinoamericano”, el presidente venezolano calificó a Duque como el alfil de todos aquellos que quieren sacarlo a la fuerza de su puesto, y exigió poner fin a las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea.
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