Fecha Publicación - Hora

La determinación de seguir en cuarentena hasta el 26 de abril en Colombia debe servir para evitar que nuestro sistema de salud, que no se caracteriza por ser el más fuerte, colapse. Todos estamos haciendo grandes esfuerzos al tener el aparato productivo semiparalizado, con el único objetivo de que el Gobierno Nacional trabaje rápido en fortalecer la infraestructura hospitalaria que permita atender a todos los pacientes que requieran tratamientos especiales en unidades de cuidado intensivo, a causa de la Covid-19.
Lo que más preocupa es que no fluyen los dineros para que en los hospitales se adecúen las áreas adicionales necesarias. El pico de la pandemia en nuestro país, que se calcula para finales de este mes, podría llevarnos a un delicado panorama en el que los hospitales de la red pública no logren cubrir toda la demanda de enfermos, y que las muertes se incrementen sin mayores posibilidades de reaccionar. Es algo que ya hemos visto en países con mejores recursos en sus sistemas de salud y que podría repetirse aquí si no nos movemos más rápido.
En ese sentido no solo hay que asegurar que, sin intermediarios, los dineros sean entregados a las regiones, para que de manera ágil emprendan las tareas urgentes, y garantizar que nadie se muera por falta de atención. El Gobierno asegura que ya giró $2,71 billones, correspondientes al presupuesto del 2020 para ese sector, con lo que se podrá avanzar en mejores condiciones para las personas que sean hospitalizadas.
Adicionalmente, es fundamental que las EPS se pongan al día con los hospitales; son millonarias sus deudas y no se ven acciones que evidencien que quieran prestar colaboración real con la mitigación de la emergencia. En el caso de Caldas esas acreencias ascienden a $194 mil 641 millones, de los que el 49% son adeudados a Santa Sofía, el principal hospital público departamental. Si fuera pagada esa cifra, podría hacerse mucho en la actual coyuntura y salvar vidas.
La responsabilidad que tenemos los ciudadanos es acatar cabalmente la determinación y permanecer en las casas, ojalá en labores productivas que permitan que la economía colapse. Los adultos mayores y los menores de edad tendrán que seguir confinadas y protegidas en los hogares hasta el 31 de mayo, son los más vulnerables en momentos como el actual cuando ya es evidente que el coronavirus circula libremente por las calles y es fácilmente transportable por las personas. Por todo esto, el distanciamiento social es más que vital ahora.

Esto implica que los empresarios, como generadores de empleo, reciban también apoyos oficiales para mantener las actividades, pero sobre todo se necesitan decisiones de los bancos, con alivios e incluso créditos a bajas tasas y con periodos de gracia, con el fin de que todas aquellas actividades que no pongan en riesgo las metas y el sentido de la cuarentena, sigan dinámicas. La baja en la tasa de intermediación financiera asumida por edel Banco de la República debe ayudar a mantener la liquidez y a facilitar la llegada de recursos a donde se necesitan.