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Con solo 24 años de edad, el ciclista colombiano Egan Bernal está escribiendo una historia en el ciclismo mundial en la que todavía vendrán, seguramente, muchos capítulos de gloria. Cuando en el 2019 ganó el Tour de Francia, luego de 35 años de búsqueda de ese título por los corredores nuestros, nuestra reflexión fue que lo mejor de todo era que Egan era una leyenda que apenas comenzaba. Con su triunfo el domingo en el Giro de Italia se confirma esa condición, y la madurez que ha ganado nos permite pensar que serán numerosas las alegrías que este deportista nos dará a los colombianos.
 Este bogotano criado en Zipaquirá le pudo demostrar al mundo que el mal momento del año pasado, cuando no fue posible la defensa de su título en Francia, fue algo de coyuntura, y que el “Joven maravilla” volvió con la fuerza necesaria para seguir su camino de triunfos. Los problemas de su espalda terminaron vencidos por la fortaleza mental que lo llevó a convertirse en líder del Giro desde la mitad de la carrera y mantener ese mismo empeño hasta el final, pese al cansancio físico y las buenas condiciones de sus competidores. Quedaron atrás esos momentos depresivos que lo llevaron a cuestionar sus propias capacidades.
 Ya Nairo Quintana nos había regalado la alegría de ser campeón del Giro hace 7 años, pero la innegable capacidad y profesionalismo de nuestros ciclistas quedaron refrendadas por lo hecho por Bernal durante las tres últimas semanas. Eso también lo confirma el papel cumplido por Daniel Felipe Martínez al lado del campeón, dándole ánimo y luchando para que su líder y amigo no perdiera tiempo frente a quienes le querían arrebatar la camiseta rosada. Fue afortunado para Egan contar con Martínez como su mano derecha en el Ineos.
 En honor a su nombre de origen irlandés, nuestro campeón irradia luz al país en un momento caótico para nuestra patria. Su ejemplo nos debería guiar para entender que es posible levantarse de momentos difíciles y reencontrarse con la claridad y la alegría. También es la evidencia palpable de que los sueños, si se lucha por ellos con honestidad, pueden convertirse en realidad. Egan nos enseña que Colombia es un país que puede seguir destacándose por lo bueno, y superar por fin esa historia negativa y violenta a la que nos acostumbramos. Es un joven al que le dieron oportunidades y las viene aprovechando al máximo.
Con este campeón y la generación que lo acompaña el ciclismo colombiano hace historia y promete épocas brillantes para rato. Seguramente en el Tour de Francia próximo, aunque Egan no estará, Colombia volverá a ser protagonista. Así ocurrirá en la Vuelta a España, que viene a ser la carrera en la que Lucho Herrera y Nairo Quintana ya escribieron su nombre como campeones, y es la que le falta a Bernal para completar la tripleta de triunfos en las competencias más importantes del ciclismo de ruta. Hay mucho tiempo y sueños por delante para concretarlos.