Fecha Publicación - Hora

Desde el 2 de octubre del 2017, Norcasia respira tranquilidad. Ese día sucedió el último homicidio, hasta hoy, en ese municipio del oriente de Caldas. El viernes cumplió 625 días sin tener que lamentar una muerte violenta, y la esperanza es que, por lo menos, alcance a Manzanares en su récord de 668 días sin asesinatos, el cual logró entre 2013 y 2014. Ahora bien, también hay otros municipios caldenses que les siguen los pasos: Aranzazu, Marulanda y Filadelfia han llegado a acumular por encima de 300 días en los que hay un total respeto a la vida.
 Estos son cinco municipios que se convierten en ejemplos de paz para todas las demás poblaciones del departamento. En Aranzazu, hasta el viernes se tenían 585 días sin asesinatos; Marulanda durante 2014 y 2015 acumuló 517 días sin homicidios, y Filadelfia llevaba el viernes 304 días en iguales condiciones. Eso nos muestra que, por fortuna, en los tiempos recientes hemos cambiado para mejorar y que hoy tenemos mejores condiciones de convivencia que en, por lo menos, las dos décadas pasadas, cuando el conflicto armado nos llevó a tener los homicidios como el pan amargo de cada día.
 Caldas está volviendo por los fueros de lo que fue antes de que la guerrilla y los paramilitares llegaran a estos territorios a infundir el terror por allá a mediados de los 90 del siglo pasado. Esa es una tendencia que tenemos el desafío de mantener y fortalecer, y ahora que se tiene la amenaza de que otras bandas criminales que hacen presencia en las fronteras del departamento quieren avanzar y causar temor, resulta fundamental que como sociedad les cerremos cualquier posibilidad. Las autoridades tienen, así mismo, el reto de la prevención.
 Debemos reconocer que aún hoy, pese a la significativa disminución en homicidios que se vive desde hace una década, en términos globales las muertes violentas son altas en la región. De hecho, en los 27 municipios caldenses 1.771 personas fueron asesinadas en 2.696 días, es decir, unos 10 homicidios cada semana. Es un promedio aplicable a los últimos ocho años en la región, que sin duda ha ido mejorando, aunque con baches como el del año pasado cuando no se cumplieron con las metas de reducción ni en Manizales, ni en Caldas.
 Se ha demostrado que hay estrategias que pueden funcionar para reducir la violencia y evitar que algunos altercados pasen a mayores, como ocurre con el Centro de Traslado por Protección del barrio Las Américas de Manizales, donde son llevadas permanentemente y en forma temporal personas que protagonizan riñas o que, en estado de alicoramiento, se vuelven violentas. No obstante, se requiere no solo atender los síntomas sino trabajar intensamente por atacar las raíces del problema de violencia que padecemos como sociedad, para que en un tiempo prudencial logremos, al menos, estar en los promedios internacionales. Hoy estamos en unos 17 homicidios por cada 100 mil habitantes, cuando la tasa mundial es de 6,9 homicidios por cada 100 mil habitantes.
 
Así que todavía hay mucho por hacer; está demostrado que sí es posible que pasen los años sin que haya homicidios, y resultaría valioso que los otros 22 municipios de Caldas aprendan de los 5 que han logrado acumular tiempo significativo sin asesinatos. Qué bueno sería que, como departamento, también pudiéramos celebrar que pasan semanas en total paz. Aún no hemos logrado llegar a ello, lamentablemente, pero hay que intentarlo. Para ello deberían identificarse bien los factores de éxito de las poblaciones más pacíficas y aplicarlos como política pública general, obviamente con las adaptaciones necesarias inherentes a cada circunstancia. Tenemos una gran tarea por delante y es que todos entendamos perfectamente que un asesinato siempre será anormal, indeseable, irracional, algo que debe impedirse a toda costa.