La semana pasada el alcalde Carlos Mario Marín anunció que, debido al estado en que se encuentra la evolución de la pandemia de covid-19, decidió aplazar la Feria de Manizales. Ya hace un mes, luego de que el gerente encargado del Instituto de Cultura y Turismo, Camilo Naranjo, dijo ante el Concejo Municipal que todavía no se tenían decisiones definitivas acerca de ello, solicitamos en este espacio que el evento fuera cancelado, ya que era lo más prudente frente a la emergencia sanitaria en que nos encontramos y no había tiempo suficiente para cumplir con un evento que estuviera a la altura de las circunstancias.
Dice el alcalde que tal vez se realice durante el primer semestre del 2021, dependiendo del comportamiento de la curva de contagios. Con el nivel de contagios actual y la incertidumbre de la disponibilidad de la vacuna es difícil creer que en el primer semestre del año entrante sea posible realizar la Feria, pero eso no quiere decir que no pueda hacerse nada, podría pensarse en una serie de actividades de transición, que no ofrezcan riesgos para la salud.
Sería posible tener algunos actos artísticos virtuales, eventos diversos que no signifiquen aglomeraciones y que, al mismo tiempo, ayuden a que el sector cultural y artístico local tenga opciones de ingresos para su sobrevivencia. En materia de empleo y dinámica económica hay que pensar en alternativas para quienes dependen cada año de la Feria, pero todo en medio de los más estrictos protocolos de bioseguridad. Incluso algunas actividades sectoriales que se puedan distribuir durante los fines de semana y que contribuyan a mover la economía.
Obviamente no es posible pensar en espectáculos que signifiquen presencia de públicos. El Reinado Internacional del Café sería insensato hacerlo, igual que la cabalgata o los conciertos en lugares abiertos. La temporada taurina tampoco es buena idea realizarla, por lo menos en la fecha tradicional, y las demás actividades que significan concentración de personas no sería posible llevarlas a cabo. Hay que ser muy creativos para confeccionar una agenda que alegre la ciudad, sin poner en riesgo de contagio a las personas.
No sería la primera vez que la Feria de Manizales se cancela; en otros momentos de emergencia, con mucha sensatez, se tomó esa difícil decisión, pero luego pudo recuperarse el impulso y realizar después eventos dignos y con excelentes resultados. Ocurrió en 1980 como consecuencia del sismo del 23 de noviembre de 1979, y en 1986 debido a la emergencia del Nevado del Ruiz que hizo erupción el 13 de noviembre de 1985. Esta vez hay argumentos suficientes para tomar este camino, que podrá significar nuevos sacrificios, pero también nos permitirá estar más tranquilos mientras la ciencia encuentra los remedios que detengan de manera efectiva la pandemia que nos afecta.