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En la madrugada del miércoles, en hechos que aún están por esclarecerse, fue asesinado en su residencia el presidente de Haití, Jovenel Moise. Desde el 22 de noviembre de 1963, cuando murió en un atentado en Dallas (Texas) el presidente Jhon F. Kennedy, de Estados Unidos, no ocurría algo parecido en América. Es cierto que desde hace 120 años han asesinado a 12 presidentes en el continente, pero un hecho como este no deja de ser inusitado.

Más sorpresivo aún es para los colombianos que un grupo de militares retirados de nuestro país estén, aparentemente, vinculados a ese crimen. Aunque hay varias versiones acerca de los móviles del asesinato, las cuales tendrán que ser muy bien investigadas para establecer la verdad de lo ocurrido, incomoda que haya colombianos involucrados. Lo más grave es que haya cientos de ex miembros del Ejército colombiano como mercenarios en todo el mundo. La detención de 11 de los supuestos autores del homicidio en la embajada de Taiwan genera mayores confusiones, igual que la detención de dos estadounidenses más que estaban en el grupo de asesinos.

Para tratar de avanzar en dicho esclarecimiento, el fiscal haitiano Bed-Ford Claude convocó a declarar a los magnates Réginald Boulos (dueño de un conglomerado de empresas) y Dimitri Vorbe (dueño de la compañía que controla el sector eléctrico de la isla), y a los exsenadores opositores Youri Latortue y Steven Benoît, para este lunes. Ellos fueron acusados por el asesinado mandatario de financiar las protestas que desestabilizaron el país desde 2018. Además, Moise los había señalado como posibles conspiradores que buscarían matarlo.

En Colombia se investiga cómo fue el reclutamiento de los 26 nacionales contratados para ir a Haití, y el papel que habrían cumplido cuatro empresas de vigilancia privada de nuestro país para ello. En la isla también hay versiones acerca de que el propio cuerpo de seguridad del presidente fue el responsable del crimen. Incluso el mismo fiscal citó para la próxima semana a cuatro de los jefes policiales y militares responsables de la seguridad de Moise para conocer sus versiones.

Como si fuera poca la confusión, el Senado haitiano designó a Joseph Lambert, jefe del Legislativo, como presidente de Haití, desconociendo la legitimidad del primer ministro interino, Claude Joseph. Eso agrava las disputas políticas internas, que se venían dando, debido a las confusiones acerca de la permanencia de Moise en el poder hasta el año entrante o de si el líder asesinado debió terminar su período en febrero pasado.

Tampoco el Senado tiene plena legitimidad, debido a que las elecciones fueron aplazadas en el 2019. Hay grandes vacíos en las normas de sucesión que prevén nuevas y peligrosas discusiones. Estamos ante una profunda crisis institucional, en la que la legitimidad de los poderes está en juego. El apoyo que pueda prestar la comunidad internacional será fundamental para superar el difícil momento.

Es tal el nerviosismo que se vive en la isla, especialmente en la capital, Puerto Príncipe, que frente a la embajada de Estados Unidos se arman desde el miércoles aglomeraciones que claman por una visa para salir del país.