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Tres medallas de oro, 7 de plata y 14 de bronce, 24 preseas en total, ganadas por 16 deportistas, fue el resultado de Colombia en los Juegos Paralímpicos de Tokio, que terminaron el pasado fin de semana. También se lograron 41 diplomas, entre ellos el del pesista caldense Jhon Freddy Castañeda, quien fue cuarto en la categoría de los 107 kilos (powerlifting). Es el mejor resultado de nuestro país en la historia de estas competencias (ocupó el puesto 37 entre 163 delegaciones).
Eso contrasta con lo ocurrido con los Juegos Olímpicos, celebrados un mes antes en la capital japonesa, en los cuales Colombia retrocedió con relación al mejor resultado de la historia logrado en Río de Janeiro 2016. En ese sentido puede ser válido el reclamo de los deportistas convencionales al Ministerio del Deporte, acerca de no recortar sus recursos, de lo cual habla el titular de esa cartera, Guillermo Herrera, en una entrevista que se publica hoy en LA PATRIA.
Los resultados de los atletas colombianos en la modalidad paralímpica demuestran que son muy competitivos en América Latina, región en la que Colombia aparece en los primeros lugares en las distintas disciplinas, superada solo por Brasil y México. Se demuestra que pese a los inconvenientes planteados por la pandemia de covid-19 para los entrenamientos, los procesos se mantuvieron y en muchos casos inclusive se mostraron más fuertes que en el pasado. Se rompieron varias marcas nacionales y mundiales, lo que no es de poca monta. El buen apoyo que recibieron se vio reflejado en medallas.
Nombres como los de Carlos Daniel Serrano, Nelson Crispín, Angie Pabón, Darían Jiménez y Mauricio Valencia, entre muchos otros, quedan registrados en la historia como grandes deportistas que lograron incluso varias medallas cada uno. Hay que decirlo con claridad: el deporte paralímpico colombiano está devolviendo con creces cada peso invertido en su impulso, y se convierte en orgullo para el país.
Hay que trabajar en mantener los procesos, tanto en olímpicos como en paralímpicos, poniendo a los deportistas en el centro, asegurar los relevos generacionales y ejecutar los planes con mucha responsabilidad. Eso es algo que se viene haciendo bien en paralímpicos, y que debe servir de ejemplo a las disciplinas convencionales. Desde el Ministerio del Deporte debe trabajarse mejor en la planificación de todos los elementos necesarios y entregar recursos suficientes para seguir mejorando y avanzar con mayor rapidez.
El desafío será superar en los Juegos del 2024 en París, lo hecho este año. En la capital francesa ya se trabaja arduamente para acoger a miles de deportistas que competirán de julio a septiembre en ambas modalidades.
En el caso de los paralímpicos se cumplirán allí las justas número 17 de la historia; son unas competencias que cada vez capturan mayor interés, aunque todavía falta mucho para que en todo el mundo se les dé la importancia que merecen y se reconozca de mejor manera los esfuerzos de quienes, pese a sus limitaciones, cumplen verdaderas hazañas que brindan ejemplo de superación a todos.