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Después de seis años terminó su trabajo la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, frente a lo cual el padre Francisco De Roux, quien estuvo al frente de ese importante organismo, invitó a dejar el miedo a un lado y enfrentar con valentía el desafío de avanzar hacia la paz, incluso con la crítica constructiva que se haga al actual Gobierno de Gustavo Petro desde la oposición.
Lo cierto es que la Comisión de la Verdad deja un trabajo muy valioso que debe ayudar a no tener que repetir la historia de violencia que infortunadamente ha tenido que vivir Colombia. En la medida en que se conozca el pasado y se identifiquen los errores hay la posibilidad de entender mejor el presente y evitar que en el futuro caigamos en las mismas equivocaciones. Casos de otros países, como Sudáfrica, que también se enfrentaron a la verdad y así superaron duras épocas de su historia, nos enseñan que esa es una buena herramienta para pasar la hoja y construir un país mejor. 
Debemos recordar que, pensando en las víctimas, el Acuerdo de Paz con las Farc creó esta importante instancia, que pudo reunir testimonios de lo ocurrido en el conflicto que tuvo como protagonistas a la guerrilla, los paramilitares, pero también algunos agentes del Estado. Es un documento que contiene de manera equilibrada los abusos y violaciones que, infortunadamente, se han cometido, y que como colombianos debemos aspirar a dejar atrás para siempre. 
La Comisión siempre tuvo como foco a las víctimas, teniendo en cuenta que es necesario reconocer la crueldad de nuestro conflicto, la forma en que millones de personas se vieron afectadas por él. Como lo señalamos en el editorial del pasado 28 de junio, el informe final nos enfrenta con una realidad que muchos quisieron mantener oculta, que otros decidieron restarle importancia y hubo incluso quienes desearon simplemente negarla, pero ya sabemos que la verdad tarde que temprano sale a flote.
Con el Baúl de la Esperanza, en el informe del Eje Cafetero se tiene un punto de arranque muy importante para pensar en construir un futuro próspero entre todos, con mayor equidad y mejor convivencia. Es evidente y comprensible que muchas heridas del conflicto armado siguen abiertas, y que la amenaza de los violentos sigue presente en todo el territorio. Lo fundamental es que este informe ayude a mostrar el camino para que todos entendamos la importancia de compartir en las diferencias y de construir entre todos una sociedad que nos guíe a la paz.

Es vital que ahora, de manera resumida, llegue a escuelas y colegios la información contenida en esos 23 tomos que suman unas 10.000 páginas. Como sea, debemos entender que ahora depende de cada uno de nosotros que hacia adelante haya una posibilidad real de paz y que si los nuevos intentos de pacificación rinden frutos, podamos tener un porvenir mejor para las nuevas generaciones de colombianos.