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El autollamado gobierno del cambio no puede darse el lujo, en todo el sentido de esa palabra, de hacer lo mismo o cosas peores que los gobiernos anteriores, a los que tanto criticaba por el derroche. Los gastos, evidentemente suntuosos, que se han hecho en la Presidencia de la República, en objetos que de haber sido necesarios bien pudieran haberse comprado menos caros, llevan un mensaje que va en contra corriente de lo que el país necesita.
Si los colombianos debemos ajustarnos el cinturón para aportar recursos al sostenimiento de importantes programas que buscan la equidad entre los compatriotas, el primero que tiene que dar ejemplo es el Gobierno Nacional. No hay argumento que valga para tratar de defender este tipo de decisiones, totalmente desenfocadas del deber ser de una propuesta de administración de erario que en campaña pregonó por todas partes que los recursos públicos son sagrados.
Cuando un buen televisor de 85 pulgadas cuesta, normalmente, la mitad de los $27,4 millones que se pagó por uno para amoblar las casas privadas del presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, no se entiende el sentido desproporcionado de esa adquisición, si es que era necesaria. Los demás artículos comprados con el mismo fin, entre los que se cuentan cobijas de plumas de ganso y juegos de cama, electrodomésticos y otros enseres, también corresponden a gastos que pueden calificarse como suntuarios. Una sartén antideslizante de $399.900 es una exageración, por ejemplo.
Sin embargo, el asunto va más allá, y es que también se han conocido gastos excesivos en los viajes de la vicepresidenta Francia Márquez y de la primera dama, Verónica Alcocer, por ejemplo, a funerales en Inglaterra y Japón, lo que naturalmente causa inquietud. Por el contrario, al actual gobierno le corresponde es dar ejemplo en la austeridad.
No resultan aceptables las explicaciones del director del Departamento Administrativo de la Presidencia, Dapre, Mauricio Lizcano, acerca de que “es un deber” de su oficina ordenar dichas compras para reponer otros deteriorados, y escudarse en que se hicieron a través de la tienda virtual de Colombia Compra Eficiente. A todas luces los precios resultan demasiado elevados, y cuando se tramita una reforma tributaria y se anuncia supresión de dependencias del Estado, supuestamente, para ahorrar recursos que puedan invertirse en programas sociales, es incoherente hacer este tipo de compras por un total de $173 millones, a la firma Polyflex.
Cuando se llega a la Casa de Nariño diciendo que encontraron la olla raspada, ese no es el comportamiento esperado. Tampoco tiene mucha presentación el paseo del presidente en aviones supersónicos, como el que realizó la semana pasada en uno de los Kfir de la FAC, cuyo valor de hora de vuelo es astronómico y que solo sirve para la foto del álbum familiar del mandatario. El presidente Petro y sus funcionarios no pueden ser tan incoherentes y permitir, además, que lo que dicen querer hacer por el país pierda toda la credibilidad por hechos como estos.