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Cuando puede más la obsesión de seguir delinquiendo y lucrarse del narcotráfico entre otras actividades ilegales, que los compromisos asumidos para construir paz en Colombia, es alta la probabilidad de terminar como lo están haciendo destacados líderes de las disidencias de las desaparecidas Farc, como alias Romaña y alias El Paisa. En la llamada Segunda Marquetalia habría quedado solo alias Iván Márquez (por quien los Estados Unidos ofrece 10 millones de dólares).
Las primeras hipótesis apuntan a luchas intestinas en las que alias Gentil Duarte (del bloque Suroriental, conformado por unos 1.700 miembros) habría tomado ventaja al sacar de los negocios criminales a los otros dos cabecillas. Hasta ahora solo se sabe que Romaña fue alcanzado por ráfagas de fusil y explosivos que destruyeron la camioneta en la que viajaba por territorio venezolano, a 160 kilómetros de la frontera con Colombia, en el estado de Apure. De manera similar habría caído El Paisa, y hace cerca de 6 meses ese mismo habría sido el destino de alias Jesús Santrich.
Aunque no hay confirmación oficial de sus muertes, porque además el gobierno de Nicolás Maduro ha guardado silencio, las informaciones presentadas por medios nacionales como El Tiempo, confirman que Romaña, por lo menos, falleció al lado de sus hombres en operaciones que además de otros miembros de las disidencias habría involucrado a mercenarios que buscan reclamar las recompensas ($3 mil millones) ofrecidas por su neutralización.
De Romaña puede decirse que fue uno de los más sangrientos cabecillas de las desaparecidas Farc. Ingresó a ese grupo siendo un niño, a los 13 años, donde en poco tiempo ganó espacio por su frialdad y arrojo en distintas operaciones. Fue quien, por ejemplo, lideró las llamadas “pescas milagrosas” en las carreteras colombianas hace unos 25 años, con lo que hizo que el pánico cundiera en Colombia. Aunque acompañó el proceso de paz, tras el abandono de la iniciativa por El Paisa y Márquez, decidió también desertar y regresar a sus andadas.
El hecho de que otros delincuentes se hayan encargado de sacar de circulación a los dos peligrosos capos de las disidencias, solo significa que quienes los ejecutaron pueden ser factores de desestabilización más complejos ahora. No puede, por esto, cantarse victoria ni celebrar su baja, cuando el narcotráfico y la violencia se mantendrán con fuerza en la frontera en cabeza de otros, tal vez, más peligrosos. Además de Duarte, también participaría de esta lucha de mafias alias Iván Mordisco, y los miembros del frente del Eln que también hace presencia en la frontera.

La ausencia de relaciones diplomáticas con Venezuela no permite una mayor claridad frente a las bajas ocurridas en ese país, en el que, por otra parte, se dice que altos mandos militares participan del llamado cartel de los soles, y que sirve de ruta para el narcotráfico. Lo cierto es que mientras sea un negocio tan rentable, siempre habrá capos dispuestos a seguirlo explotando.