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Después de muchos años de insistencia ante el Gobierno Nacional, hace dos años y medio el Eje Cafetero fue seleccionado para ser la sede de los Juegos Deportivos Nacionales y Paranacionales del 2023. En ese momento hubo gran alegría, ya que se había concretado un sueño que llevaba varias décadas de espera y se tenía la oportunidad de tener un gran evento deportivo en la región, con todo lo que ello representa para hacernos visibles ante el resto del país, con impactos favorables para la economía, para la creación de nuevos escenarios y para el crecimiento deportivo.

Hoy, cuando estamos a menos de dos años de las competencias, el proceso luce lento y con dificultades. Pasamos por una situación lamentable, ante la cual se requiere un trabajo en equipo en lugar de seguir alimentando discordias y levantando barreras de incomprensión. En el caso de Caldas el ambiente está enrarecido entre la Gobernación de Caldas y la Alcaldía de Manizales, lo que hace que en lugar de avanzar se tenga la sensación de retroceso.

Infortunadamente, dichos distanciamientos parecen conducir irremediablemente a que el Coliseo Multipropósito, que sería la única gran obra nueva que le quedaría a la región tras la realización de los Juegos, parece que se quedará solo en un buen proyecto, ya que no hay sinergias entre los actores involucrados para concretarlo. Incluso, desde la Gobernación hablan de bloqueos de la Alcaldía que inciden en todo este malestar y que generan un desgaste que perjudica el avance de la preparación para las justas nacionales.

No puede haber duda de que el Complejo Acuático del Bosque Popular se necesita para cumplir adecuadamente con los desafíos de los Juegos, de la misma manera que el Multipropósito también debe construirse dando cumplimiento a los compromisos asumidos por los distintos actores. Si bien las adecuaciones que realiza la Alcaldía de los coliseos Mayor y Menor de la Unidad Deportiva Palogrande son vitales para el buen desarrollo de las competencias, igual que la construcción del Complejo Acuático Cameguadua en Chinchiná impulsada por la Gobernación, hay que ser más ambiciosos y lograr los acuerdos necesarios para concretar todo lo que se tenía previsto.

No podemos quedarnos simplemente pensando en quién será el encargado de hacer mantenimiento a los escenarios en el futuro; ese no puede ser motivo para bloquear el proceso; en su momento habrá que desarrollar esa discusión, pero hoy es totalmente impertinente. Lo que tiene que garantizarse ahora es que los escenarios cumplirán con los requisitos técnicos y que luego no solo sirvan para entrenamientos, sino que se puedan seguir haciendo competencias de alcance nacional e internacional.

Desde el Gobierno Nacional también se esperan acciones más contundentes y claras con respecto a los escenarios, pero también mayor celeridad con la aprobación del Conpes previsto, el cual presenta un retraso que tampoco ayuda a que se pueda contar con un avance más decidido en la etapa preparatoria. Esperamos que desde el Ministerio del Deporte haya una presencia más clara frente a la organización, para evitar que rencillas domésticas sin sentido terminen llevando al fracaso la realización de estos juegos.