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Los peajes, en general, son una buena estrategia para recaudar recursos que permitan mantener en buen estado las carreteras en las que estas casetas están instaladas. Si el fin para el que fueron creados no se cumple, los recaudos terminan invertidos de manera distinta a la propuesta y las vías transitadas por quienes pagan los peajes muestran deterioro, sin reflejar lo aportado para su uso, es apenas lógico que se genere una inconformidad como la que tienen actualmente suspendidos los cobros en los peajes de la vía Manizales-Neira y en el sector de la Quiebra de Vélez, en la vía a La Cabaña. 
Tras lo ocurrido con la destrucción de estas dos casetas durante las protestas del reciente paro nacional (lo cual también debe ser repudiado) es necesario entender el fondo del problema y tomar decisiones coherentes, que sean pertinentes para el momento y que logren interpretar lo que piensan las comunidades que son afectadas con estos cobros. 
No es difícil llegar a la conclusión que en el marco socioeconómico que estamos atravesando y que tras el incumplimiento de las expectativas que se promovieron para su instalación, lo mejor sería desmontar de manera definitiva esas casetas y analizar otro tipo de alternativas para cubrir ese vacío presupuestal, que asciende a unos $7 mil millones al año. Para tomar esta decisión se tendría que tramitar una ordenanza en la Asamblea que reverse la autorización para la creación de estos dos peajes, los únicos de índole departamental en la región.
Tal vez el gobierno de Luis Carlos Velásquez deba buscar fuentes distintas de recursos para invertir en las numerosas carreteras de Caldas, sin que para ello se dependa de peajes, más si no se tiene la certeza de que lo recaudado se va a reflejar en la buena calidad de las vías en que están instalados. 
La necesidad de que toda la malla vial del departamento se encuentre en óptimo estado obliga a que se piense en otras formas de reunir los dineros necesarios para ello. Hay que entender que la credibilidad alrededor de esos peajes no existe... es algo que ocurre desde hace mucho tiempo. Si no hay confianza en el Estado, persistir en reabrirlos hará que la inconformidad se incremente, con malsanas consecuencias.
Adicionalmente, cuando se está pensando en formalizar la existencia de un área metropolitana en el centrosur caldense, es necesario tener claridad acerca de que en medio de los cinco municipios que la conformarían no deben existir peajes. Por el contrario, hay que erradicar cualquier circunstancia que pueda considerarse un obstáculo para la integración que se necesita.

Podría pensarse que bajo el esquema metropolitano sería posible generar nuevos mecanismos que ayuden a obtener dineros suficientes para que no solo haya mejores vías de comunicación, sino incluso novedosas formas de movilidad entre los municipios miembros. Sin desconocer las virtudes que pueden tener los peajes en carreteras concesionadas, cuya calidad debe mantenerse alta, con oportunas obras de mantenimiento, poco contribuye al desarrollo que haya tozudez alrededor de estrategias equivocadas que solo harían que la inconformidad siga creciendo.