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Los datos son fundamentales para que los líderes puedan tomar las decisiones correctas. También para que las personas comunes entiendan los contextos en los que se mueven y sepan si lo que ocurre puede empeorar o mejorar. Cuando hay buenos datos, que retratan la realidad fielmente, una sociedad tiene la posibilidad de avanzar más rápido hacia el bienestar y la calidad de vida, obviamente si se trabaja en acelerar las fortalezas y en mitigar las debilidades. 
Cuando no hay credibilidad en los datos se va sin brújula, con altas probabilidades de cometer graves errores que pueden conducir al caos.
En términos generales, hasta el momento, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) transmite credibilidad entre quienes toman decisiones en los sectores público y privado, pese a que hace poco más de una década un director de la entidad fue sacado por presentar estadísticas que no le convenían al gobierno de turno. 
Esa dependencia tan directa del Ejecutivo y el riesgo permanente de que su credibilidad se vea comprometida lleva a que la confianza en sus cifras siempre esté en tela de juicio. No cabe duda de que si el Presidente nombra al director del DANE, no habrá una garantía de independencia técnica, en términos de robustez y precisión de las cifras del Gobierno. Es un cambio que debe lograrse.
Por esta razón, es destacable que el actual director, Juan Daniel Oviedo, apoyado por el Ministerio del Interior, haya radicado ante la Cámara de Representantes un proyecto de ley que busca establecer el marco jurídico general para la planeación, producción y difusión de las estadísticas oficiales y consolidar al DANE como una entidad con independencia técnica y ampliar los alcances del Sistema Estadístico Nacional (SEN). De acuerdo con el funcionario este proyecto busca elevar a rango de ley los estándares internacionales y buenas prácticas que ese organismo ha venido incorporando.
Esta orientación va en sintonía con las recomendaciones emitidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y con la Ley Genérica Regional sobre Estadísticas Oficiales para América Latina, aprobada en 2019 por la Conferencia Estadística de las Américas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Tales cambios deberán conducir a que el riesgo de intervención política en el DANE sea cada vez menor y que su vocación y labores sean eminentemente técnicos. 
Es muy interesante que se piense en incorporar requisitos específicos al esquema de certificación de calidad estadística oficial, y que haya validación de la actividad estadística del DANE por pares internacionales, y adicionalmente definir reglas y parámetros para la realización de censos, con recursos presupuestales garantizados para la ejecución de los operativos censales, con fechas determinadas. 

Importante que se haga énfasis en el uso de plataformas tecnológicas seguras en la implementación de procesos de información estadística oficial, en los que primen la coherencia y comparabilidad, la exactitud, la imparcialidad, la inclusión, la independencia técnica, la pertinencia, la publicidad, la rigurosidad técnica y la transparencia.