Fecha Publicación - Hora

A partir del próximo 1 de mayo no será obligatorio en Colombia usar el tapabocas en lugares cerrados, de acuerdo con las más recientes disposiciones del Ministerio de Salud. Esta determinación, que se veía venir desde hace un tiempo, ha generado diferentes reacciones en la comunidad, a favor y en contra. Muchos dicen estar cansados de usarlo y sienten la medida como un alivio; otros piensan que el tapabocas es una herramienta que puede seguirse usando en espacios abiertos y cerrados, para ayudar a prevenir problemas de salud pública.

La decisión del Gobierno Nacional es acertada en el sentido de que los niveles de contagios de covid-19, la ocupación de unidades de cuidados intensivos y el número de fallecimientos por causa de esta enfermedad han bajado de manera sustancial. Ya era hora, sin duda, de ir flexibilizando las medidas restrictivas y seguir avanzando hacia la recuperación de la normalidad, aunque tampoco puede olvidarse de que la pandemia no se ha acabado. De hecho, también está bien que se mantenga el uso obligado en centros de salud y geriátricos, así como en el transporte público.

Ayer también el ministro de Salud anunció que el tapabocas tampoco será necesario en los centros educativos, desde el 15 de mayo, que en principio seguìan con la obligatoriedad de uso, con lo cual hay más coherencia en las medidas de alivio decretadas.

Desde sectores médicos, especialmente, hay preocupación porque en Colombia, si bien estamos cerca del 70% de nivel de vacunación y hay avances en los refuerzos, se tienen aún unos 10 millones de colombianos que podrían exponerse directamente a la enfermedad, sin el uso del tapabocas. A esto se suma lo que llaman la inmunidad sostenible, porque el efecto de las vacunas se va perdiendo.

No puede dejarse de apreciar el panorama de lo que viene ocurriendo con la enfermedad en el mundo. En algunos sectores de China, por ejemplo, hay un rebrote de covid-19, lo que ha hecho necesarios nuevos confinamientos. En Europa ya se han reactivado algunas restricciones para tratar de frenar la expansión en población no vacunada.  En términos globales la realidad es que la pandemia parece estar llegando a su fin, pero hay que luchar contra ella hasta el final, con las conductas adecuadas.

Lo que necesitamos tener ahora es mucho sentido común: Despedirse del tapabocas en lugares y circunstancias en las que, en realidad, no sea necesario, y ponérselo cuando sea  pertinente su uso. Tenemos que valorar el aprendizaje de todo este tiempo, en el que esa herramienta de prevención ha sido muy útil y efectiva. Sería ideal fortalecer la cultura del tapabocas cuando se tienen síntomas gripales, o de otras enfermedades que podrían ser contagiosas, porque tenemos que haber aprendido acerca de la importancia del autocuidado y de la responsabilidad que tenemos de cuidar a los demás.